2Tim.3:13 (...) los hombres inicuos e impostores avanzarán de mal en peor, extraviando y siendo extraviados.
Dan.11:33 Y tocante a los que tienen perspicacia entre el pueblo, impartirán entendimiento a los muchos. (...)
... 12:10 Muchos se limpiarán y se emblanquecerán y serán refinados. Y los inicuos ciertamente actuarán inicuamente, y absolutamente ningún inicuo entenderá; pero los que tengan perspicacia entenderán.
Con qué desparpajo narran los sucesos los evangelistas.
Ni someramente cuidan las formas. Les conviene que algo sea así, y narran que así sucedió.
Pero, entre ellos mismos, dicen cosas muy dispares.
Crucifixión de Jesús. Lo que está escrito en los evangelios:
“Y cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo”. (Lucas 23:47).
“Y el centurión que estaba delante de él, al ver que, después de clamar así, había expirado, dijo: ¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!” (Marcos 15:39).
En primer lugar: No es lo mismo que el centurión diga: “Verdaderamente este hombre era justo”, que decir: “¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!”. Si todavía en el siglo XXI esto no está claro.
En segundo lugar: El centurión profesaría la religión romana; luego diría “gloria a Júpiter”, o a algunos de los otros dioses.
En tercer lugar: “¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!”. ¡Un rudo soldado de Roma, primer converso del Cristianismo!
¿Qué pasó después? ¿Le quitaron las medallas? Porque sus compañeros, anhelantes de ocupar su puesto, oirían algo no muy habitual para los romanos. ¡Vamos, lo tenían a huevo el destituirle!
La verdad es que el centurión romano siguió siendo centurión romano, porque lo falso es lo que se narra de él.
“La memoria es la posibilidad de vivir dos veces. Solamente deberían tener memoria los que hayan tenido una vida feliz”. (Yo).
Profeta Eliseo
“Después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad y se burlaban de él, diciendo: ¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo! 24 Y miró él hacia atrás, y los vio y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osas del bosque y despedazaron a cuarenta y dos de esos muchachos”. (2 Reyes 2:23-24)
Todo normal ¿Verdad?