Las leyes del viejo testamento que mandaban "ojo por ojo y diente por diente", apedrear a las mujeres acusadas de adulterio o a los hijos desobedientes o a los hombres que recogían leña en día reposo, y que mandaban guerras contra los enemigos, genocidios (matar a hombres, mujeres y niños), esclavitud y muchos sacrificios..., no fueron realmente dadas por Dios sino que eran preceptos de hombres que en las escrituras fueron atribuidos a Dios, por eso fueron abolidas por Jesucristo.


Para comprobar que Jesucristo abolió muchas leyes del viejo testamento, se pueden leer los siguientes versículos del Evangelio: Mateo 5:31-48, Mateo 12:1-8, Mateo 20:25-28, Juan 5:8-11, Juan 5:16-18, Juan 8:3-11 y todo el contexto del Evangelio.