Hola Doonga:
No lo digo de manera literal sino simbólica.
Me refiero a que cada vez que los hombres piensan que La Palabra de Dios (el Logos, el Cristo, el Mensaje) ha muerto, vuelve con fuerza. Trátese de un fariseo, de Nietzche, de Marx, de Ayn Rand, de Richard Dawkins o de quien sea. Cristo "resucita", metafóricamente, cada vez que lo declaran muerto. Y es que Cristo es una idea persistente porque está integrada a la psique humana. A gran escala, no es posible contemplarnos a nosotros mismos y a la realidad que nos rodea sin experimentar lo sagrado, lo divino
(Para mí, durante mis 20 años de ateísmo casi militante, Cristo había muerto también. Y ya ves... la semilla impresa en mis neuronas volvió a germinar.
Para mí también el Cristo resucitó, ahora en la forma de Baháulláh.)
Cristo "resucitó" para los apóstoles (y a través de ellos al resto del mundo) en su mente. Resucitó en el momento en que se dieron cuenta que aunque el mensajero había muerto, el Mensaje estaba vivo y había que compartirlo.
De esta manera, cada que predicaban "Cristo ha resucitado" lo querían decir era
"Olvidaos de que el Mensajero murió. Escuchen y practiquen su Mensaje. El Mensaje vive dentro de vosotros y dentro de mí. Vuestro cuerpo es el templo del Mensaje. La congregación [iglesia] es el cuerpo de Mensaje. El Mensaje está tocando a tu puerta hoy porque quiere cenar contigo".
No deja de maravillarme esa escena de la película La última Tentación de Cristo, que seguramente has visto, en donde Pablo se encuentra con el Jesús de Nazareth histórico, y le muestra desdén porque, para él, su Cristo (el Mesías, el coeterno con Dios, el vencedor de la Tumba) es mucho más poderoso e importante que un carpintero de Galilea.
¿Te gusta también esa película, Doonga? Se presta a muchas discusiones sabrosas.