"Isaías llamó "Dios Fuerte, Padre Eterno" a Jesucristo, porque Jesucristo es Dios..."
El profeta Isaías profetizó la venida de Jesucristo mucho antes de que Jesucristo naciera... Por eso el nacimiento de Jesucristo fue profetizado... y es que Jesucristo es Dios y al profeta Isaías le fue rebelado antes que Jesucristo naciera...
El profeta nos habla de un niño que nos ha nacido y nos dice que ese niño nacido llevara el nombre de Dios... ¿Entonces quien es ese niño nacido que es Dios?...
Jesucristo es Dios que se hizo hombre, y vino a enseñarnos los verdaderos mandamientos de Dios que los judíos y los pueblos de aquel tiempo ya no conocían, porque los escribas judíos antes de nacer Jesucristo habían cambiado la Ley de Dios en mentira...
La Ley y los mandamientos de Dios fueron cambiados por los escribas, como nos dicen los profetas Jeremías e Isaías. Entonces, fueron los escribas antiguos después de Moisés los que cambiaron los mandamientos de Dios y de esta forma el viejo testamento en tiempos de Jesucristo estaba cargado de preceptos y tradiciones de hombres. Los profetas nos dicen:
"...mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).
"Así ha dicho Yavé el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella. Y ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos". (Ezequiel 5:5-6)
"Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, cambiaron los mandamientos, quebrantaron el pacto sempiterno" (Isaías 24:5-6).
Y Jesucristo, recordando las palabras del profeta Isaías, también les dijo a los escribas y fariseos que estaban enseñando mandamientos de hombres:
"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Mateo 15,7-9