https://wol.jw.org/es/wol/h/r4/lp-s
Para salvarse hay que hacer la voluntad del padre de Jesus
Jesus dijo que solo hay uno que es bueno..su padre.
las definiciones de “ser bueno” varían de una persona a otra.
Jehová, nuestro Creador, tiene el derecho de darnos guía moral
Él nos suministra en la Biblia leyes y principios sobre la conducta y la adoración. Por ejemplo, él dijo a su pueblo: “Obedezcan mi voz, y tienen que hacer las cosas conforme a todo lo que les mando; y ustedes ciertamente llegarán a ser mi pueblo y yo mismo llegaré a ser su Dios” (Jeremías 11:4).
Por lo tanto, si deseamos ser buenos a la vista de Dios, debemos conocer sus normas y adaptarnos a ellas. Para ilustrarlo, pensemos en los pasos que hemos de dar para hacernos amigos de una persona.
Un paso natural sería averiguar cómo quiere que la tratemos y entonces procurar complacerla. Y eso mismo tenemos que hacer con Jehová, quien, según dice la Biblia, nos ofrece disfrutar de la misma relación que tuvo con Abrahán. En*efecto, podemos ser amigos de Dios, es decir, personas que cuentan con su aprobación (Santiago 2:23).
Por supuesto, no es lógico esperar que sea él quien se adapte a nuestro criterio, pues sus normas son mucho más elevadas que las nuestras (Isaías 55:8,*9).
no debemos menospreciar ninguna ley divina. Observe que en 1 Juan 5:3 la Biblia no hace distinción alguna cuando dice: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos”. Cuando nos esforzamos al máximo por obedecer todas las leyes del Creador, le demostramos un amor desinteresado (Mateo 22:37).
Jehová no es un Dios perfeccionista que exija demasiado de nosotros. Si de veras estamos arrepentidos de nuestros errores y nos esforzamos de corazón por no repetirlos, él nos perdona de buena gana (Salmo 103:12-14; Hechos 3:19).
Cuando el profeta Samuel preguntó a Saúl por qué no había obedecido el mandato de Dios, Saúl protestó y dijo que sí lo había hecho. Enumeró las cosas buenas que él y el pueblo habían realizado, incluso sus sacrificios a Dios. Samuel preguntó: “¿Se deleita tanto Jehová en ofrendas quemadas y sacrificios como en que se obedezca la voz de Jehová? ¡Mira! El obedecer es mejor que un sacrificio, el prestar atención que la grasa de carneros” (1 Samuel 15:17-22). De modo que no podemos compensar nuestra desobediencia a Dios en ciertos asuntos haciendo sacrificios u otras obras buenas.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)