(Juan 3:16)
”Porque tanto amó Dios al mundo
que dio a su Hijo unigénito,
para que todo el que ejerce fe en él
no sea destruido, sino que tenga vida eterna.
(1 Juan 4:10)
El amor consiste en esto,
no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó a nosotros
y envió a su Hijo como sacrificio propiciatorio por nuestros pecados.
(Romanos 3:25)
Dios lo presentó como ofrenda
para propiciación mediante fe en su sangre.
Esto fue con el fin de exhibir su propia justicia,
porque estaba perdonando los pecados
que habían ocurrido en el pasado mientras Dios
estaba ejerciendo longanimidad;
(1 Juan 2:2)
Y él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados,
pero no solo por los nuestros,
sino también por los de todo el mundo.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)