Iniciado por
Teheran
La historia de las religiones nos muestra que cada que Dios envía un nuevo Mensajero, muchos de sus contemporáneos lo rechazan. El rechazo va desde la indiferencia hasta la burla o la agresión criminal.
Moisés mismo no la tuvo fácil entre los hebreos de Egipto para convencerlos que era enviado de Dios. Ni la tuvo fácil durante los 40 años en el desierto, cuando enfrentó un sinnúmero de rebeliones o resistencia por parte del pueblo que guiaba.
Un buen judío, un judío lúcido, se daría cuenta que el mensaje esencial de Jesús de Nazareth es el mismo mensaje eterno de YHVH. Jesús no pidió adoración para sí mismo, sino para Dios, el Único. Cada declaración del carpintero nazareno que los fariseos consideraban blasfema, no era en esencia distinta de las declaraciones de Moisés en su tiempo. ¿Con qué osadía Moisés declaraba ser el Portavoz del Eterno? ¿Con qué osadía declaraba haber conversado con Dios y recibido de Él la Ley, escrita "con su dedo"?
Si Moisés no era blasfemo, en principio Jesús no debería considerarse blasfemo.
Un judío temeroso de Dios, por lo tanto, jamás hubiera exigido que crucificaran a Jesús. Desafortunadamente, algunos judíos, incitados por la élite religiosa de esos días, se sintieron amenazados al ver a Jesús intentar cambiar aspectos EXTERNOS del judaísmo, aunque el fin de Jesús era regresarles su sentido espiritual original y eterno.
Seguramente a lo largo de la historia del judaísmo, han aparecido movimientos reformistas, que son vistos con recelo por la ortodoxia.
No quiero decir que TODO lo que un reformador propone deba aceptarse por el simple hecho de ser novedoso... lo que digo es que, en principio, debería verse como algo saludable cuestionar las creencias y el status quo.
Muchas veces de este cuestionamiento surgen cambios muy positivos que regeneran la vida espiritual de la persona.
Mahoma tuvo que huir de La Meca porque la élite de su pueblo lo rechazó... y luego los judíos y cristianos de Arabia lo rechazaron.
India rechazó el budismo.
Los sijs (o sikhs), creados por un gran maestro espiritual como puente de fraternidad entre hinduismo e Islam, ha sido rechazado por ambos.
El Báb, en Irán, fue fusilado por rebelarse contra la tiranía de los mullahs shiitas de su tiempo.
Y Bahá'u'lláh es rechazado de tajo por algunos cristianos como impostor o falso profeta, aún sin haber siquiera considerado con atención su Mensaje.