
Iniciado por
Eli_yahu
Cuando recibo tantas "flores" de Uds los católicos debe ser porque estoy haciendo algo muy bien desde el punto de vista de Dios.
Decidí que me quedo

.
Cuando te sientes atacado, Eli, te sientes contento. Te sientes bienaventurado, recordando las palabras de Jesús
"Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa"
Sin embargo, si pongo un post donde te visualizo sentado conmigo y con otros foristas, en la misma cena de Cristo en su Reino, te sientes molesto. Te irritas.
Me dices que no haga referencia de ti en mis post "ecuménicos". Que no puede haber comunión de la luz con las tinieblas. Sientes que, de aceptar la salvación de los no-testigos, te estás contaminado, estás claudicando, uniéndote al mundo gobernado por Satanás.
Al igual que el profeta Jonás, te irrita que Jehová ame, perdone y acepte a Nínive. Quisieras, en tu corazón, que Dios dejara clarísimo que tú no eres como los ninivitas: Que no pueden estar sentados a la misma mesa del Reino un verdadero adorador de Jehová y un ninivita pagano, ignorante de las Escrituras, creyente en las enseñanzas de Zoroastro o de quién sabe quién.
Te molestas que Jesús te diga que no estorbes a quien sana enfermos sin ser del grupo de sus discípulos. Te molesta que con ello Jesús implique: "Tú estás de mi lado, pero él, sin saberlo, también lo está"
Te enojas cada vez que Dios te muestra un lienzo con todo tipo de viandas que no comerías (en tu caso, morcilla, sangre cocida) y te diga que para Él ningún ser humano es morcilla. Que comas, que no te contaminarás.
Te molestas que ese samaritano que no entiende la Ley y los Profetas, ese falso adorador que se vuelve al monte Gerizim en vez de a Jerusalén, resulte ser aceptado por Jesús "simplemente" por haber atendido al hombre malherido que encontró en el camino.
Te incomoda pensar que la compañera que cree que el matrimonio es un precepto de hombres, y siga creyendo lo mismo hasta el día de su muerte, comparta contigo el mismo lugar en el Reino.
Reflexiona en lo que te digo, amigo. Puedo estar muy equivocado en mi apreciación... pero quizá en algo, en algún punto, Dios te esté hablando por mi conducto y esta reflexión pueda ayudarte.
Admiro tu conocimiento, inteligencia, perseverancia y celo. Todos esos son atributos divinos. Dios mora en ti y por ello te reitero mi más profundo respeto.