Lo que está prohibido es que los hombres codicien a las mujeres para luego tenerlas de su propiedad como si fueran esclavas de los hombres (como si fueran propiedad de los hombres). La costumbre del mundo es decir: "ésta es mi mujer", y los hombres dicen eso porque las codician. Pero todo eso está equivocado porque Jesucristo nos hizo libres a todos desde que conocimos la verdad del Evangelio.
En cuanto a la codicia de los hombres por las mujeres, así nos dijo Jesucristo:
"Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mateo 5,27-28.).