Otra cosa que hace especiales a los testigos de Jehová en su forma de servir a Dios es que dirigimos toda la atención al Reino de Dios (no a los gobiernos humanos, ni a instituciones científicas), como la única esperanza para el hombre. Por eso, quienes pertenecemos a esta organización mundial, hablamos a otras personas de este Reino:

Mat.10:7 Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’.
... 24:14 Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.

En contraste, muchas organizaciones religiosas creen que cooperando con los esfuerzos humanos pueden cambiar el sistema de cosas actual. Es cierto que los grupos de personas pueden influir en la manera en que los gobiernos actúan, pero en sentido general, no pueden cambiar las cosas que están escritas, y que van a hacer inevitable que Dios tenga que intervenir a el momento preciso. Poner fe en los esfuerzos humanos es perder la fe en lo que está escrito sobre estos tiempos, y quitar de nuestra confianza en Dios para depositarla en los hombres.

Los humanos de ninguna manera pueden cambiar lo que ya está trazado para la humanidad, pues su gobernante espiritual sabe que le queda poco tiempo y está poniendo mucho empeño en traer infelicidad a todos cuantos puede, como alguien que se ahoga y arrastra a otros con él. Y él está detrás de bambalinas, manejando las cuerdas de los gobernantes humanos muy a pesar de los esfuerzos de algunos grupos independientes. Por eso la codicia, el egoísmo, etc, siempre terminan corrompiendo las buenas intenciones de estos grupos.

Debemos poner nuestra confianza en quien puede manejar las cuerdas detrás de todo lo que se mueve en el Universo, y poner la esperanza de las personas en lo que verdaderamente vá a resolver los problemas de la humanidad: el Reino de Cristo en el paraíso.