En la ley de Moisés había un estatuto concerniente a los testigos de un juicio. El mismo decía que no se podía juzgar ningún asunto que no tuviera por lo menos dos testigos. Ese mandato está en Deut.13:15. Pablo lo menciona aquí:

2Cor.13:1 Esta es la tercera vez que voy a ustedes. “Por boca de dos testigos, o de tres, todo asunto tiene que ser establecido.”

Jesús también mencionó esta ley varias veces, como en el caso de un hermano que trata de resolver un problema con otro y finalmente tiene que llevarlo a un juzgado (Mat.18:16)... Pero también mencionó esa ley en una ocasión en que quería demostrar algo sobre sí mismo. Vean:

Juan 8:16 Y sin embargo, si juzgo, mi juicio es verídico, porque no estoy solo, sino que conmigo está el Padre que me envió. 17 También, en la propia Ley de ustedes está escrito: ‘El testimonio de dos hombres es verdadero’. 18 Yo soy quien doy testimonio acerca de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio acerca de mí”.

Fíjense cómo aunque Jesús dice que él y el Padre son uno, no significa que sean una sola persona, sino dos personas separadas, y ambas de ellas constituyen DOS TESTIGOS SEPARADOS, suficientes legalmente para demostrar que él era el Hijo de Dios. Si Jesús y el Padre hubieran sido una sola persona, como algunos dicen, él no hubiera podido apelar legalmente a este recurso pues estaría mintiendo.