Los cristianos no están bajo el pacto de la Ley que Dios hizo con Israel, de modo que no están obligados a donar una cantidad fija. Sin embargo, en el ámbito de la congregación cristiana verdadera, dar con generosidad produce mucha satisfacción.

El propio Jesús declaró: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35).