Cita Iniciado por Porque25 Ver Mensaje
La Ley dada por Dios a Moisés era una Ley santa y era una Ley de vida, pero pasados los años, los escribas judíos cambiaron la ley de Dios y la aumentaron con muchos preceptos de hombres contrarios a los que Dios había mandado..

Los profetas así dicen:

"...mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).

"Así ha dicho Yavé el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella. Y ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos". (Ezequiel 5:5-6)


"Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, cambiaron los mandamientos, quebrantaron el pacto sempiterno" (Isaías 24:5-6).

Y Jesucristo, recordando las palabras del profeta Isaías, también les dijo a los escribas y fariseos que estaban enseñando mandamientos de hombres:

"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres
". (
Mateo 15,7-9
Cita Iniciado por KIMO Ver Mensaje
(......) eso no fue lo que mando Jesús a predicar, usted se cree que eso es predicar el evangelio, pero eso nunca lo dijo Jesús ni mando a predicar que las leyes estaban contaminadas. (.......)
¿Cómo que no? Jesús nos enseñó en el Evangelio que la ley estaba contaminada porque Él anuló muchos mandatos del Antiguo Testamento, y con esto nos enseñó en el Evangelio que esos mandatos no eran de Dios sino de hombres, porque Jesús nos había advertido que Él no había venido a abolir la ley. Entonces, todos los mandatos que Él anuló del Antiguo Testamento no eran de Dios sino de hombres.

Así que eso es parte del Evangelio, y vosotros nunca lo enseñáis. Y tampoco enseñáis que hay que guardar los mandamientos que Jesús mandó guardar, que son los mandamientos que en verdad había dado Dios desde siempre y para siempre. Los mandamientos que Jesús enseñó cuando predicó el Evangelio son parte del Evangelio, y vosotros nunca los predicáis. Así que no digáis que predicáis el Evangelio.