En asuntos de moralidad, por ejemplo, salvaguardar el corazón no solo supone evitar un acto de fornicación o adulterio. En el Sermón del Monte, Jesús declaró: “Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:28). ¿Cómo evitamos cometer adulterio incluso en el corazón?

El fiel patriarca Job nos dio el ejemplo a los cristianos casados de ambos sexos. Seguramente tenía tratos normales con mujeres jóvenes y hasta las ayudaba en caso de necesidad, pero este hombre de integridad no*concebía la idea de mostrar interés romántico en ellas. ¿Por qué? Porque había tomado la firme resolución de no*mirarlas con lujuria. “Un pacto he celebrado con mis ojos —dijo él—. Por eso, ¿cómo pudiera mostrarme atento a una virgen?” (Job 31:1.) Al igual que Job, hagamos un pacto con los ojos y salvaguardemos el corazón.