[EL DIOS EMOTIVO, comentario 54]
El reputado historiador de la antigüedad Flavio Josefo escribió: “Nebrodes (Nemrod) paulatinamente convirtió el gobierno en una tiranía, viendo que la única forma de quitar a los hombres el temor a Dios era [...] atarlos cada vez más a su propia dominación. Afirmó que si Dios se proponía ahogar al mundo de nuevo, haría construir una torre tan alta que las aguas jamás la alcanzarían, y al mismo tiempo se vengaría de Dios por haber aniquilado a sus antepasados. La multitud estuvo dispuesta a seguir los dictados de Nebrodes (Nemrod) y a considerar una cobardía someterse a (las directrices de) Dios. Y levantaron la torre [...] más rápido de lo que sería de esperar” (Antigüedades Judías, libro I, capítulo IV, secciones 2 y 3). La Enciclopedia de M’Clintock y Strong dice, al respecto: «La expresión “poderoso cazador” (vertida como “bravo cazador” en la Biblia de Jerusalén) no parece limitarse a la caza, como puede verse por el hecho de que se relacione con la construcción de ocho ciudades. [...] Lo que Nemrod hizo como cazador no fue más que una muestra de lo que haría como conquistador, pues la caza y el heroísmo estuvieron desde antiguo especial y naturalmente relacionados [...]. En los monumentos asirios se representan muchas hazañas de caza, y la palabra misma se empleó con frecuencia para referirse a las campañas militares. [...] La caza y la guerra, que en el mismo país estuvieron posteriormente muy relacionadas, pueden prácticamente relacionarse o identificarse aquí. Por consiguiente, la expresión significaría que Nemrod fue el primero que fundó un reino después del Diluvio, con el objeto de unir los fragmentos de gobierno patriarcal esparcido y consolidarlos bajo su liderazgo como único jefe y amo, todo en abierto desafío a Jehová (Yahveh, según la Biblia de Jersusalén), pues se trataba de una violenta intrusión del poder camítico en territorio semítico” (edición de 1894, volumen 7, página 109). Varias autoridades académicas en materia de historia bíblica comparten la opinión de que Nemrod no es como se llamó a este personaje al nacer. En lugar de eso, creen que se trata de un apelativo que se le dio más tarde de modo que encajara bien con el carácter rebelde que después manifestó. Por ejemplo, C. F. Keil dice: “El apelativo mismo, Nemrod, de ‘maradh’ (nos rebelaremos), señala a una resistencia violenta a Dios. Caracteriza tan bien su personalidad que sólo pueden habérselo dado sus contemporáneos, y así llegó a ser un nombre propio”. En una nota, Keil cita lo que escribió el historiador Jacob Perizonius: “Creo que este hombre (Nemrod), un feroz cazador que iba acompañado de una banda de secuaces armados, con el fin de incitar a las demás personas a la rebelión, siempre tenía en la boca y repetía la expresión ‘nemrod, nemrod’, esto es: ‘rebelémonos, rebelémonos’. Por consiguiente, en tiempos posteriores, otras otras personas, incluso Moisés mismo (el escritor del Génesis), lo designaron mediante esa palabra como si se tratara del nombre propio”.