
Iniciado por
KIMO
¿LE GUSTA resolver enigmas? Para ello hay que buscar pistas que conduzcan a la solución. En*su Palabra inspirada, Dios nos da los indicios necesarios con relación al 666, el nombre o la marca de la bestia salvaje del capítulo 13 de Revelación.
1)Cómo se escogen a veces los nombres bíblicos; 2) la identidad de la bestia salvaje; 3) qué significa que el 666 sea un “número de hombre”, y 4) el significado del 6 y la razón por la que se repite tres veces, en las unidades, decenas y centenas, lo que da la cifra 666 (Revelación 13:18).
El libro bíblico de Daniel contribuye mucho a descifrar el significado de las bestias simbólicas. El capítulo 7 contiene una gráfica descripción de “cuatro enormes bestias”: un león, un oso, un leopardo y un monstruo espantoso con grandes dientes de hierro (Daniel 7:2-7).
Daniel nos dice que representan “reyes”, o gobiernos políticos, que se suceden unos a otros en la dominación de grandes imperios
(Daniel 7:17,*23).
Tocante a la bestia de Revelación 13:1,2, The Interpreter’s Dictionary of the Bible señala que “reúne en sí misma las características de las cuatro bestias de la visión de Daniel*.
Por consiguiente, esta primera bestia de Apocalipsis representa las fuerzas aliadas de todo régimen político en oposición a Dios”.
Confirma esta observación Revelación 13:7, que dice de la bestia: “Se le dio autoridad sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación”.
¿Por qué emplea la Biblia bestias para simbolizar a los gobiernos humanos?
Al menos, por dos razones.
La primera es el horroroso historial de derramamiento de sangre que se han labrado a lo largo de los siglos. “La guerra es una de las constantes de la historia —escribieron los historiadores Will y Ariel Durant— y no ha disminuido con la civilización o la democracia.” Y qué gran verdad es que “el hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo” (Eclesiastés 8:9).
La segunda razón es que “el dragón [Satanás] dio a la bestia su poder y su trono y gran autoridad” (Revelación 12:9; 13:2). Por lo tanto, la gobernación humana es obra del Diablo y manifiesta su salvaje y feroz naturaleza (Juan 8:44; Efesios 6:12).