Dios tiene un Hijo que no es Dios, sino un Hijo obediente.
Por ejemplo, Jesús decía:
“He bajado del cielo para hacer, no la voluntad mía, sino la voluntad del que me ha enviado.” (Juan 6:38.) “Lo que yo enseño no es mío, sino que pertenece al que me ha enviado.” (Juan 7:16.) “El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre”. (Juan 5:19.) “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra”. (Mateo 11:25.)
Por esto y por mucho más su Dios y Padre Jehová lo glorificó:
(Hechos 3:13) El Dios de Abrahán y de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha glorificado a su Siervo, Jesús,