Que en un mundo cristiano tengamos que hablar de las penas de muerte es triste, pero también se ve que el mundo no es cristiano, sólo son unos pocos que defienden el Evangelio.
Que en un mundo cristiano tengamos que hablar de las penas de muerte es triste, pero también se ve que el mundo no es cristiano, sólo son unos pocos que defienden el Evangelio.