Ustedes se rien pero yo debo concentrarme para orinar. Pero al contrario: si no me concentro se me sale.
Se llega a una cierta edad en que uno ya no retiene liquidos tan fácilmente (controlar esfìnteres creo que lo llaman) y debo concentrarme para poder aguantar hasta llegar al baño. En la oficina, cuando me viene ganas, empiezo a concentrarme y me digo: tranquilo, tienes tiempo para llegar al baño; son solamente 50 metros, no es mucho, dos escaleras, cuatro pasillo con puertas cerradas con combinación electrónica y el baño està casi siempre libre; no siempre (esa preocupaciòn hace perder un poco la concentración). Esas puertas con combinación electrónica las odio porque hacen perder un tiempo precioso.
Ni hablar cuando me cruzo alguno que me quiere preguntar algo. Le hablo y sigo, giro la cabeza para atràs nomàs.
La parte que màs concentración requiere es cuando ya llegué a la puerta y la abro. Empiezo a bajar el cierre ya antes de pasar la puerta, contando de ganar algunos milisegundos. Al ver que està libre me viene como una flojera que no me permite seguir concentràndome y son esos pocos segundos los màs dramàticos. Ya van dos veces que me falló la concentración y debì recurrir a la reserva que tengo en el cajòn del escritorio.
Màs de una vez me pasò que todo va normal y cuando estoy de regreso a mi escritorio me vuelve de nuevo la gana y debo comenzar todo de nuevo. Debe ser que no logré dejar todo la primera vez.
En fin. Menos mal que con las mujeres no me pasa asì.
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