
Iniciado por
María_Laura3
Cuando digo el verdadero Pablo es porque en las cartas hay escritos que fueron atribuidos a Pablo, pero son escritos que contradicen a las enseñanzas del Evangelio que nos predicó el Señor Jesús, entonces ante estas contradicciones debemos recordar que, ya desde el primer siglo, el apóstol Pedro dijo que las cartas de Pablo estaban siendo torcidas:
Pedro 3:15
Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito,
3:16 casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.
3:17 Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza.
3:18 Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
Y el mismo Pablo nos advirtió para que no creyéramos "evangelios diferentes" al de Jesús, aunque viniera predicándolos el mismo Pablo:
Gálatas 1:6
Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
1:7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
1:8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
1:9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema
Estas palabras nos dan a entender que tengamos cuidado con las enseñanzas que atribuidas a Pablo que sean contrarias al Evangelio de Jesús. Incluso advirtió en otra parte de la escritura que no nos dejáramos llevar por ciertos escritos por carta como si fueran de él:
2ª Tesalonicenses 2:2
(....) no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra (......)