Interesantes todas sus opiniones y aportes.
Se podría afirmar entonces que la cortesía es un compendio de normas para regular la convivencia humana. El asunto es que unas normas son "de peso" y otras son meros gestos.
Saludar al entrar, despedirse al salir, "salud" o "bless you" ante un estornudo, comer con la boca cerrada, no poner los codos en la mesa, limpiarse o "sacudirse" los zapatos antes de entrar y un montón más de normas de este tipo que podría citar a mi honestamente me parecen nimiedades, que se deben cumplir, sí, pero siguen siendo cosa mínima, yo pienso que la verdadera cortesía comienza con el respeto a los demás; y no me refiero a que me digan "señor" o a que me abran la puerta sino a cuestiones que pueden afectar o impactar por el peso o efecto que puedan tener. Una regla básica y elemental es tocar antes de entrar, y por supuesto no entrar hasta recibir autorización, eso es vital sin importar dónde se esté, en el consultorio médico, en la oficina, en la casa, donde sea, siempre se debe tocar antes de entrar.
Una cosa que personalmente odio sobremanera es la gente que con un resfriado sale a la calle y no carga sus respectivos "kleenex" (disculpas por la lexicalización) y entonces andan estornude que estornude repartiendo virus o peor aún [me disculpan] jalando mocos y sacudiéndose la nariz contra el viento, eso me resulta chocante. Otras, que no me molestan tanto pero que son igualmente contraproducentes, son por ejemplo fumar en lugares públicos, gritar en lugar de hablar, aparcar donde no se debe y llamar a alguien desde fuera con el pito del carro.
Otro punto en el que estaremos de acuerdo todos es en que definitivamente las buenas maneras y la conducción apropiada se aprenden desde niño, siguiendo buenos ejemplos.
Finalmente, en muy buena parte, las ganas de abrir el hilo fueron para tratar de encontrar ese "bien-llamado" justo medio, Rofo lo menciona en un sentido muy retórico pero ese es el fin de la cuestión: ¿Dónde está el límite entre la cortesía y la descortesía? Yo insisto en que es una cuestión de espacio: en donde hayan personas, saluda y despídete; si estás enfermo, procura no contagiar a los otros con un sendo estornudo sin pañuelo; si estás mojado, no te sientes a la par de alguien seco; si tienes a alguien cerca, no le grites; si algo te molesta, dilo con palabras y no con improperios; si debes pasar por un pasillo atestado de gente, pide campo y así etcétera por los siglos de los siglos amén. Una cuestión de espacio.
Mi pena es sencilla y nada misteriosa y, como tu alegría, por cualquier cosa estalla.