Los únicos que podrían, serían los EEUU…, pero no están por la labor. El resto…, avioncitos de Europa y la URSS ayudando a Asad.
Nadie.
Coño... he dicho URSS. Me traiciona el subconsciente, jojojo..., pero no he querido editar el anterior mensaje.
Última edición por Zampabol; 03-dic.-2015 a las 07:59
Eso nos pasa por empeñarnos en echar fuera a los moros y no dejarlos aquí. Si hubiésemos sido buenos y progres, habríamos convivido con ellos y habríamos asimilado su cultura.
Bien mirado el burka es atractivo y las mujeres no tienen por qué meterse en política o asuntos serios.
Imagina cómo estaría ahora latinoamérica si en vez de exportar la cultura cristiana, hubiéramos seguido con los moros y la hubiésemos llevado allí.....lo que son ahora países cocaleros o países pro soviéticos, serían países islamistas radicales....¡¡Sería gracioso haber podido ver el mundo así! Tuvieron suerte de no caer en manos de los moros.
Última edición por Zampabol; 03-dic.-2015 a las 08:04
Algunos países latinoamericanos saldrían ganando. Con el Islam y la charia como ley, no habría delincuencia: al delincuente se le corta la mano si roba, o se le ahorca. Al violador……., ah, no….., ejem… Si la violada no consigue varios testigos de su violación, el violador se va de rositas y la violada es lapidada. Que gran cultura. Puedes pasear por sus calles sin temor a que un malnacido te robe o te asesine…. Eso sí, mejor no comer nada durante el día en Ramadán. Pero…, con la mujer en casa y tapada hasta las cejas, no habría paro (quizá haya que convertirse al Islam en España mientras sigamos con el 20 % de desempleo). En fin… que [casi] todo son ventajas. Decid todos conmigo: No hay más Dios que Alá, y Mahoma es su profeta.
Gracias Zampa y Rusko.
Pasa que a veces desconfío plenamente de lo que veo en internet y en este caso siendo internet mi única fuente para poder verificar el hecho me vería obligado a adentrarme en un bucle, obviamente sin salida.
Confío a cabalidad en vuestro criterio.
Última edición por Nietzscheano; 03-dic.-2015 a las 08:58
Mi pena es sencilla y nada misteriosa y, como tu alegría, por cualquier cosa estalla.