Yo también lo he dicho en broma. No he visto todavía nada que me induzca al pesimismo.
Tienes toda la razón en cuanto dices en el primer párrafo. Aquí si alguien aprende algo es por que se den algunas casualidades. La primera es que el que escribe y el que lee estén hablando de lo mismo; la segunda es que la diferencia de conocimientos y/o la disposición espiritual de ambos sea pequeña.
En cualquier caso nos descolgamos por aquí para pasar el rato. No quiere decir que, a veces, nos tomemos más interés.
El compañero, leído por mí a vuela pluma, de alguna forma hace referencia a una de las posibles etimologías del término "verdad" en griego.
"Aletheia", puede indicar lo que hay que desvelar. De forma que verdad sería lo que está velado, oculto tras el cerco del aparecer.
Además podría significar "lo que no se puede olvidar". De forma que saber coincidiría con "recordar". Naturalmente esto es platonismo en su inicio, conectado con teoría de las ideas innatas. Recuérdese que el río Letheo es el río del olvido.
En español se utilizaba la expresión, para referirse al nacimiento del "rorro", "vino al mundo". Ya no se emplea casi nunca; desde luego no será por no ser propiamente cristiana. Me temo que es por no ser materialista.
El talento especulativo de Platón es siempre sugerente.
Para el católico, y no sólo para él, estos rifirrafes bíblicos con su interpretación literalística que, además, en muchas ocasiones no gozan del respaldo científico en cuanto a traducción y análisis de textos, etc. no nos interesan lo más mínimos.
Conocemos las teologías del AT, aunque lo leamos a la luz del NT.
La literatura veterotestamentaria es un constante diálogo del hombre con Dios.
Precisamente el Dios de Jesucristo.
Lo que nos interesa es que Dios se hiciera hombre, en un lugar y en una fecha histórica, que no se encarnó a partir de los mejores genes humanos; que se declaró Señor de la Torá. Que por eso padeció y murió en cruz bajo Poncio Pilato; que resucitó (que no es lo mismo que revivir), como primicia de nuestra propia resurrección; que ordenó a hombres que siguieran en la historia anunciando por todos los confines de la Tierra su mensaje, es decir, a Él mismo: "Si vosotros no hablárais de mí, lo harían las piedras"
Y creemos en su venida al final de los tiempos.
Confiamos en que que el testimonio de aquéllos hombres es verdadero.
Lo demás, ni plim. Ortega, que creo que no tomó hábitos ni nada parecido escribió: "Si todo eso es verdad, somos lo más importante, lo más grande que podamos imaginar" (no lit.)
El talento especulativo de Platón siempre es sugestivo.
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