«Thou wilt keep him in perfect peace, whose mind is stayed on thee: because he trusteth in thee». – Isaiah 26:3
Al contrario. Una única vez que fui a una misa de difuntos, un señor borrachísimo que estaba a un lado mío, se fue de pico y se golpéo horrible la cabeza con una columna. Ese sonido fue muy extraño. Luego vinieron unos seminaristas, lo levantaron y lo recostaron fuera en el suelo (qué sacristía ni que nada). Decepción.
¿Pasa algo bueno en las iglesias?