¿Qué interés tienen ustedes dos en pervertirme? Ya les dije que tiene que ser un noviazgo virginal. Es decir: Un noviazgo como esos que sueñan las mujeres con su príncipe azul. Nada de sueños subidos de tono con el negro de turno. Este va a ser un noviazgo lleno de platonismo, algo de aristotelismo y mucho de espiritualidad; roce de manos, miradas perdidas, corazones a punto de saltar del pecho, eternos paseos a la luz de la luna, infinitas horas deshojando margaritas. Las debilidades y las servidumbres de la carne tenemos que dejarlas a un lado.
La elegida será la primera mujer en la historia que será respetada por su amado y vivirá ese noviazgo que siempre soñó sin verse forzada a cruzar los brazos sobre el pecho constantemente para evitar las embestidas del desenfreno masculino. ¡Más no se puede pedir!