Cuando era niña, mi mamá tenía un acuerdo extraño con una de las "secretarias" que ayudaban en la casa.

Había cosas que se perdían y si las extrañábamos, pues a veces eran nuestros juguetes, mamá le decía a Doña C: "Doña C, no encuentro esto. le encargo que lo encuentre usted". Y siempre lo encontraba. Yo me maravillaba porque Doña C era buenísima para encontrar cosas.

La verdad es que se las llevaba y si no las pedíamos, se las quedaba. Si no se volvían a mencionar, era como un "permiso" para no devolverlas.