Sin venir muy a cuento, pero...
Iniciado por
jlopezsalas
La Religion o Fe de cada uno es para cada uno un complemento o que?
es de cada uno un camino de vida o que?
es para cada uno un requisito social o que?
es para cada uno el medio para encontrar a Dios o que?
es para cada uno la felicidad existencial o que?
son muchas preguntas que me hago y a las cuales busco una respuesta talvez casi universal que no la encontrare, ya que cada respuesta que encuentre o me la den etc. va matizado, va con el sello, con la marca, con la ordenanza etc de tal o cual religion...
Debia preguntar talvez existe Dios, yo creo desde que me lavaron el cerebro e introdugeron contenidos en este, que si, pero ultimamente talvez crea o quiera creer que Dios no es como me lo pintaron...
y otro asunto triste para toda la humanidad es las "guerras santas" o por fe.., esta claro que el dios de la persona que mata NO es un dios de amor sino de guerra, de muerte, de sufrimiento, y no quiero etiquetarlo como (diablo, lucifer, Shiva, armagedon, los malos, lucky, la calavera de starwars, etc)
otra pregunta existe una religion universal..... ?
amigos es lo que llego a mi mente para compartirles y seguir buscando respuestas....
Hola compañeros:
Interesante pregunta la que hacéis aquí. No contestaré como aquellos que dicen “me alegro de que me hagan esta pregunta”, sin embargo, es una pregunta muy interesante.
No puedo responder por otros, y sin que venga muy a cuento, explico mi propia experiencia.
Nací en el seno de una familia mixta, en parte creyente y en parte atea. Pero en el tiempo de la dictadura franquista, donde la religión católica era impuesta por decreto. Siendo niño, me dijeron que Dios existía, y yo me lo creí. Empecé a ir al colegio y mi maestro me enseñó “Historia Sagrada”, y yo también le creí. Yo creía en lo que nos enseñaban en el colegio de la vida de Yeshua, mientras también disfrutaba con las películas del oeste, y las películas de guerra, donde el VALOR, y el HONOR eran los protagonistas, y lo que yo quería imitar. Eso empezó a crearme una contradicción dentro de mí, pues se me hacía muy difícil de creer que se pudiera ser seguidor de Yeshua, al mismo tiempo que matabas enemigos a montones.
A los 10 años le pregunté al sacerdote que nos enseñaba religión: ¿Si matar es pecado mortal, qué pasa con los que matan en la guerra? Este señor, por muy sacerdote que fuera, nos hizo todo un mitin político para decirnos que para defender la patria, si que era lícito el matar. No me convenció en absoluto su respuesta, pero no me atreví a insistir sobre el tema. Pero el concepto “patria”, no encajaba para nada con todo lo que nos habían enseñado de Yeshua, y el matar, no encajaba con el AMOR, el PERDÓN, y el AMAR A LOS ENEMIGOS. Este sacerdote, pese a ser un mentiroso, por lo demás era una buena persona; otros pasaron por los cursos siguientes, que además de seguir siendo tan mentirosos como este primero, además de buenas personas no tenían nada.
A los 14 años, me había cansado de mentiras, y las acciones de estos que pretendían ser maestros de religión, no correspondían en nada con lo que nos pretendían enseñar, y su hipocresía era notoria; por lo tanto llegue a la conclusión que como eran falsos y mentirosos, cuando ellos decían que Dios existía, la verdad debía de ser que Dios realmente no existía. Me declaré ateo ya en aquellos años, y puse mí interés en la ciencia, pues pensaba yo: “estos señores, demuestran lo que dicen.” (Ingenuo yo)
A los 20 años yo era un anarquista, revolucionario, luchador y orgulloso. Yo creía que los trabajadores no teníamos nada que pedir, si no que teníamos que exigir, lo que era nuestro; y si no nos lo daban, debíamos de aplicar la fuerza para conseguirlo, sin doblegarnos nunca ante nada, ni ante nadie. Yo tenía un póster de Buenaventura Durruti que decía: “Todos tenemos un mundo nuevo en nuestros corazones” Pues a pesar de todo, el ideal de un anarquista es llegar a cambiar la sociedad actual, y hacerla más justa y más feliz para todos. Pero el hombre de este mundo, piensa que: “el fin justifica los medios” Así que si para conseguir ese ansiado objetivo, se había de matar a unos cuantos […] que querían impedir el cambio, para así poder seguir explotando a los demás, y aprovecharse de ellos para llegar a ser más ricos todavía, pues valía la pena el matarlos. A los 25, me interesé por conseguir un arma de fuego. Y un día en Castellón, leí una pintada de un grupo feminista que decía: “Macho tu violencia es tu impotencia”, y el reflexionar sobre esa pintada, empezó a cambiar algo en mi interior.
A los 14 años había dejado de estudiar, y no llegué nunca a entender lo que pretendían decir con la palabra “trinidad”, que para mí, solo era una forma de indicarnos que habían tres personas muy importantes para esa religión; pues si hubiera entendido lo que querían decir, entonces yo me hubiera declarado ateo mucho antes. Entre lo que nunca supe, y lo que olvidé, cuando a los 40 años, los Testigos de Jehová pasaron por mi casa, yo era terreno religiosamente virgen, y me comprometí con ellos de estudiar la Biblia, mientras que yo tenía la intención de demostrarles a ellos, que DIOS NO EXISTÍA. En ese tiempo, me puse a estudiar la célula humana, para poder discutir con ellos sobre la evolución. Fue este estudio de la CÉLULA, lo que a mí me sacudió. Hacía catorce años que yo trabajaba como programador (autodidacta) y vi un gran parecido entre un programa informático con sus funciones, procedimientos y base de datos, con una célula viva, nunca un programa informático se ha podido crear por CASUALIDAD; así que todo lo que yo creía sobre que la célula se había creado por “casualidad y necesidad”, se me vino a bajo, y todo lo que yo pretendía saber, y todo sobre lo que basaba mis convicciones político-éticas, se vinieron abajo, como un castillo de naipes, mientras que yo estando en la cima de este castillo, me quedé pataleando en el aire como una mala película de dibujos animados; ese fue el sentimiento que se me quedó.
Al quedarte sin bases sobre las que construir tus convicciones, tienes que volver a examinarlo todo, y eso incluye hasta la posibilidad de que Dios exista, aunque solo sea como una hipótesis de trabajo. ¿Qué tenía en contra de la existencia de Dios? Solo que ni se veía, ni se le oía. Vamos, que no habían pruebas de su existencia.
Ahora ya estaba leyendo la Biblia. ¿Sabéis que es la Biblia para un ateo? Un galimatías, un conjunto de mitos, leyendas, mezcladas con algunas verdades de Perogrullo, y que no tiene ni pies ni cabeza, esa fue mi primera lectura de la Biblia. Y cuando llegué al Sermón del Monte, los capítulos 5, 6, y 7 de Mateo, mi enfado era tal, que me subía por las paredes, como se suele decir. No hay nada más contrario a las opiniones anarquistas que tenía yo, que el ofrecer la otra mejilla, el amar a los enemigos, el dar la túnica a quien te ha quitado ya el manto, ir dos kilómetros con quien te fuerza a ir con él un kilómetro. Mi carácter orgulloso y luchador, no podía aceptar eso de ninguna de las maneras, era lo más contrario a mí que me podía imaginar. Justo lo contrario de lo que yo creía que había que hacerse.
De aquella primera lectura, solo unos pocos versículos, me hicieron poner la carne de gallina, y tenían relación con la existencia de Dios, y de que su palabra se cumple; cosa que los libros de historia lo confirmarían. Seguía sin creer en Dios, pero las probabilidades de que existiera se incrementaron en mi mente, y ante la posibilidad de su existencia, empecé a ser más crítico, acusando a Dios del dolor, la muerte, las guerras, etc., y en ese tiempo, me llovieron los palos. Deudas con el estado, y la seguridad social, que legalmente estaban prescritas, se me volvían a exigir su pago. Fue un tiempo, en el cual parecía que de todos mis ERRORES se me estaba exigiendo una reparación. Que si de niño le había quitado una goma de borrar a un compañero de clase, ahora a los cuarenta años, me venia a exigírmela con sus correspondientes intereses.
Yo empecé a temer que Dios me estuviera enviando un mensaje con ello. El día en que llegó el último caso de estos, yo me di por vencido y declaré públicamente ante mis compañeros de trabajo, que ya creía en Dios. Yo entendí que Dios me estaba diciendo, que yo no era quien para juzgar a nadie, y mucho menos a ÉL; que yo tenía muchas faltas, para erigirme en juez. A partir de aquel día, ya no volvió ninguna reclamación más.
Por supuesto, para quien no cree en Dios, o incluso para el que si que cree en Dios, pero que no ha pasado por el proceso por el cual yo pasé, puede que no entienda esto, pues no prueba nada, y para él, solo son una serie de casualidades tontas.
Una vez ya creí en Dios, y durante un cierto tiempo, obtuve más pruebas de la existencia de Dios, ninguna de ellas que os pueda convencer de nada, pues no son tampoco objetivas, pero mi FE, se incrementó notablemente.
La primera obra de mi creencia en Dios, fue que al volver a leer la Biblia, como no me fiaba de la Biblia que me habían proporcionado los Testigos de Jehová, me compre una Biblia católica, para comparar, y no encontré ninguna diferencia (entonces). Pero en esta segunda lectura, se me abrieron los ojos un tanto, y llegue a entender muchas más cosas, no muchas más, por cierto, y cuando volví a pasar por el Sermón del Monte, me volví a enfadar.
CONTINUA
Saludos. Daniel de Dios "El Ignorado"