Maduro tiene serios problemas en sus discursos: se equivoca en los tiempos verbales, la otra vez dijo "penes" en vez de "panes" en alusión a la parábola evangélica, y un largo etcétera.
A veces, oírlo hablar es agarrarse la cabeza.
Otro caso es el de Rajoy, que habla correctijisimamente, pero incumplió todas y cada una de sus promesas electorales.

Eso es más grave, mucho más grave que hablar mal.