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«Pero Roma no permaneció callada. Al contrario. 'Con el sentimiento de la más profunda gratitud' habló Mussolini en 1938 de la 'activa colaboración del clero en la guerra de Abisinia... a este respecto viene sobre todo a mi mente el ejemplo de patriotismo dado por muchos obispos italianos al entregar su oro en las sedes regionales del partido fascista y también el de aquellos sacerdotes que reforzaron la voluntad de resistencia y la resolución de combatir del pueblo italiano'»
(Corriere de la Sera)
La tragedia de Polonia
«Uno de los mayores responsables de la tragedia de mi país es el Vaticano.
Fue demasiado tarde cuando yo me di cuenta de que habíamos seguido
una política que únicamente estaba al servicio de los propósitos egoístas de
la Iglesia Católica»
(El ministro de AA EE polaco, coronel Beck)
La Acción Pastoral Católica en la II G.M.
«No usaremos la palabra fidelidad en vano, como no lo hacemos con el
nombre de Dios... ¡Vuestra divisa ha de ser fidelidad a cualquier precio!...
¡Fidelidad al legado de los muertos! ¡Fidelidad a tus camaradas! ¡Fidelidad
a tus superiores! ¡Fidelidad a tu Führer y comandante supremo de la Wehrmacht/...
El juramento de fidelidad que habéis prestado a la hora de vuestra
jura de bandera al Führer y comandante supremo de la Wehrmacht y que
habéis mantenido a través de todas las fases de esta gigantesca contienda se
verá gloriosamente coronado en la hora de la victoria final... Que el fiel Dios
os ayude a ello y os bendiga...»
(El obispo castrense de la Wehrmacht en una carta pastoral del 15 de
agosto de 1942)
«Una vez más el ampuloso pathos de los sermones y las hojas parroquiales
asumía la misión de almibarar a los demás su muerte en aras de la
guerra agresiva de Hitler, debiéndose tener en cuenta al respecto que semejantes
florituras retóricas eran pronunciadas voluntariamente y ello por parte
de una Iglesia perseguida por el sistema nazi... mientras en la retaguardia
los judíos eran asesinados en hecatombes. De este modo el horror quedaba
transformado en unción y en idilio. El lenguaje aprendido en 1914 no se
había echado en olvido»
(El católico H. Kühner)
«¡Pongamos fin a esta guerra fratricida y unamos nuestras fuerzas contra
el enemigo común, contra el ateísmo!»
(Pío XII el 25 de diciembre de 1939)
«Los plutócratas ingleses no piensan en el divino redentor Jesucristo
cuando hablan del cristianismo, sino en sus sacos de café y en las plantaciones
de algodón del imperio británico... ¡No me habléis, pues, del cristianismo
inglés. No tiene nada que ver con el Salvador! Por ello es justo que le suceda
lo que le sucede»
(La Gaceta Eclesiástica Católica para la zona norte del Munster con la
aprobación del «león de Munster», el obispo Conde Calen)
«La guerra de Alemania es una guerra por la cristiandad».
(El sacerdote americano, predicador por radio, Ch. E. Coughlin)
«¡Quien hable ahora de paz es un estalinista!»
(El nuncio papal Orsenigo el 20-8-1941)
«Lo han jurado. Han de prestar obediencia»
(Pío XII refiriéndose a los soldados de Hitler)
«Pío XII abriga sentimientos amistosos para con el Reich. Su mayor
anhelo es la victoria del Führer...»
(Declaraciones de los nuncios papales en Madrid y Vichy)
«Vosotros, cruzados voluntarios de una nueva y noble (!) sociedad, ¡levantad
los nuevos estandartes de la renovación moral y cristiana, declarad la
guerra a un mundo que se aparta de Dios!»
(Pío XII en su mensaje navideño de 1942)
«Aunque urgido, según es notorio, por solicitudes de múltiple procedencia,
el papa no se ha dejado llevar a ninguna manifestación arrebatada
contra la deportación de los judíos de Roma..., ...también en esta escabrosa
cuestión ha hecho lo posible para no perturbar sus relaciones con el gobierno
alemán y con las entidades oficiales alemanas situadas en Roma»
(Carta del embajador alemán ante la Santa Sede del 28 de octubre de
1943)
«La receta antiortodoxa del dirigenta ustascha y poglavnik (jefe de estado)
de Croacia, Ante Pavelic, recuerda las guerras de religión de sangrienta
memoria: 'Un tercio deberá convertirse al catolicismo; otro tercio, abandonar
el país. ¡El tercio restante tiene que morir!'. El último punto del programa
se llevó a la práctica... Según los informes llegados a mis manos evalúo
en unos 750.000 el número de los que fueron liquidados indefensos»
(El legado especial del ministerio alemán de AA EE, H. Neubacher)
«Matar a todos los serbios en el tiempo más corto posible. Ese es nuestro
programa»
(El padre franciscano y gobernador civil, Simic)
«Pues es prácticamente imposible imaginarse una expedición de castigo
de los siniestros cuadros ustaschas donde no haya un sacerdote; donde no
haya, sobretodo, un franciscano que los guíe y los azuce»
(Cario Falconi)