“El alma humana es una caja de donde siempre puede saltar un payaso haciéndonos mofas y sacándonos la lengua, pero hay ocasiones en que ese mismo payaso se limita a mirarnos por encima del borde de la caja, y si ve que, por accidente, estamos procediendo según lo que es justo y honesto, asiente aprobadoramente con la cabeza y desaparece pensando que todavía no somos un caso perdido.”
- José Saramago, El Doble
“El alma humana es una caja de donde siempre puede saltar un payaso haciéndonos mofas y sacándonos la lengua, pero hay ocasiones en que ese mismo payaso se limita a mirarnos por encima del borde de la caja, y si ve que, por accidente, estamos procediendo según lo que es justo y honesto, asiente aprobadoramente con la cabeza y desaparece pensando que todavía no somos un caso perdido.”
- José Saramago, El Doble
“El alma humana es una caja de donde siempre puede saltar un payaso haciéndonos mofas y sacándonos la lengua, pero hay ocasiones en que ese mismo payaso se limita a mirarnos por encima del borde de la caja, y si ve que, por accidente, estamos procediendo según lo que es justo y honesto, asiente aprobadoramente con la cabeza y desaparece pensando que todavía no somos un caso perdido.”
- José Saramago, El Doble
A veces me desvanezco, lentamente hasta quedar en finas lineas,
otras sin embargo me convierto en truenos que rasgan la noche.
“El alma humana es una caja de donde siempre puede saltar un payaso haciéndonos mofas y sacándonos la lengua, pero hay ocasiones en que ese mismo payaso se limita a mirarnos por encima del borde de la caja, y si ve que, por accidente, estamos procediendo según lo que es justo y honesto, asiente aprobadoramente con la cabeza y desaparece pensando que todavía no somos un caso perdido.”
- José Saramago, El Doble
Lo único que podría curarme
o que al fin me sacara de este hospicio
es subir a un auto de línea sport
no muy confortable
pero amplio
que lo manejara
un hombre pudiente
potente
y valeroso
o sea temeroso de sí.
Si él aceptara conducir hasta la ruta
(odio el límite de la ciudad,
ese bochorno de la pobreza salpicado por uno que otro
cardo o girasol),
donde comienza la fila larga y azul del lino
o los maizales, amarillos,
si la antena de la radio funcionara
yo podría quitarme este peso de encima
podría mirar las cosas de forma diferente.
Sin que intervenga, sin presión de ningún tipo
este hombre serio o
sonriente
me acariciaría suavemente la nuca
de manera tal
que mi pelo pajizo se convertiría en lacio
mi nudo nervioso pasaría a
relajarse,
y podría mirarlo de frente, sonreírme yo también
o al menos
dibujar un nombre en la ventanilla
sin problema, como si él no existiera.
Entonces yo tomaría el volante
y mientras él descansara
(mirando fijamente la mano contraria)
me pondría a cantar esas canciones de
preguerra
que tanto enloquecieron a la generación
anterior.
Sólo así podría dominar mi ira
solamente así.
Cuando el auto se haya alejado bastante
y el calor sólo sea
esa curiosidad
por las mariposas estrellándose
contra el motor,
y el hombre a mi lado no se inmute
ni se inmiscuya
cuando la
alegría
sea lo único que me plazca.
---
No me tientes que si nos tentamos no nos podremos olvidar... Benedetti
***
No sucedió así…
De ninguna manera le visite esa noche tormentosa, no enjugue sus lagrimas
con besos silenciosos, mi cuerpo sin memoria jamás se a amoldo a sus valles y
planicies, el timbre de su voz nunca retumbo en mis oídos, el regreso fue
sencillamente placentero libre de añoranzas, mis labios no están rotos, ni mis
manos vacías y cuando mucha gente me rodea razonablemente no le busco en
cada rostro con el que me encuentro.
No es posible que el sol salga cada mañana sin una caprichosa sombra
producto de los disparos indiferentes de su terco comportamiento, evaporando
sus palabras de aliento, dejando solo trocitos de carbón por defender. Un
añejo pensamiento me indica que todo es parte de un mal acto, una escena
bizarra de la misma decadente película.
Tengo el trozo de corazón completo, nada me hiere ni siquiera la ausencia que
como sentencia me aplico por el puro placer, nada paso pues cuando vague
como una sombra por su puerto, buscando huellas que jamás encontré. Estos
fragmentos de olvido sirven simplemente para destacar que no sucedió así.
“El alma humana es una caja de donde siempre puede saltar un payaso haciéndonos mofas y sacándonos la lengua, pero hay ocasiones en que ese mismo payaso se limita a mirarnos por encima del borde de la caja, y si ve que, por accidente, estamos procediendo según lo que es justo y honesto, asiente aprobadoramente con la cabeza y desaparece pensando que todavía no somos un caso perdido.”
- José Saramago, El Doble
Esa no era mi intencion, en un mundo desprovisto de un firme objetivo, deambule sin saber por sus valles, bebi sus aguas, y mate sus ovejas, pero no fue si no mi naturaleza, maldita mi naturaleza!, fiel a una inosencia que no se comprueba.
Asi como el hambre nos obliga a matar por necesidad, el profundo vacio en nuestros corazones busca una alicia para que ronde por nuestro vasto pero vacio valle. ¿Como iba a imaginar que despues de esperarle por tanto tiempo, terminaria por desesperarme?. Mi razonamiento fue sencilo... Si no existe una alicia para mi, fabricare una con el despojo de algun ser humano, y asi fue como a una inocente jovencita, despoje de su sueño autodestructivo sin retorno, y le aferre una imagen... Mi imagen.
Lo que nunca le pude explicar, es como la naturaleza me obliga a cometer tan crueles actos, desprovisto de asilo, no pude sino aferrarme a una imagen siniestra y dejar mensajes sobre mis huellas para que alguien pudiese cazarme y liberarme de este sueño sombrio.
Desgraciadamente no susedio, termine aferrandome a la sombra y gritando dentro de un cadaver ahora carente de gracia.
Ahora, se que esto no justifica que deambule por sus valles y me oculte en alguna cueva para que no pueda sacarme, pero de alguna u otra manera, la propia naturaleza me destruira asi como ahora hace estragos en su mundo, susted tambien se bio obligada y/o se vera obligada a deambular por los valles de alguien mas.
Última edición por TOVI; 02-ene.-2013 a las 19:48
Sobre las Alicias Parte I
Un mundo raro
Anhelaba un lugar seguro donde las bestias no pudieran entrar aunque
tuvieran el derecho de paternidad, un espacio en que dormir sin preocuparse
por las pesadillas recurrentes, donde el hoy fuera siempre todavía, jugar con
las pastillas no para escapar sino como un medio para sumergirse en el “país
de las maravillas”, dejar las penumbras y hundirse en la luz, entrar en el fondo
del espejo sin más miedos. Desatar los labios que han estado por siglos
cocidos, bailar a otro ritmo con los ojos cerrados, disfrutando la cadencia del
saxofón, jugar con muñecas que no cuesten dolor y sangre. Embriagarse con
el alcohol que dan los rayos de la luna.
Recuperar la inocencia arrebatada, entregar los océanos de lágrimas a alguien
más, encontrar la llave de las esposas que le hinchan las manos y le dejan los
dedos convertidos en muñones, mandar esa última carta al cielo, encontrar el
arcoíris que le pertenece, recorrer con el índice las venas sin encontrar los
surco que como mudos testigos sentencian intentos fallidos pasados. Callar
esa voz que susurra a su oído juicios que a nadie importan, descubrir las -
nuevas formas de su alma.
Dejar de creer en infiernos, demonios, y torturas para eso que otros llaman
pecado, descubrir un nuevo sentido a vivir, sin angustia, sin ansiedad;
venciendo las ganas eternas de escapar, corriendo como un animal de raras
costumbres. Ya no mirar atrás, hallar en esos otros los trozos de corazón que
le arrancaron, tirar ese saco y clausurar la celda. Volver a sentir el cobijo de
sus enjutos brazos, llenarse las fosas nasales de su olor, aprisionarle para que
no se marche otra vez.
Asumir que se equivoco en tomar los caminos con mas espinas, dejar de
pelear a la contra, enterrar la ira, sembrar, establecerse, pertenecer,
quedarse enganchada en otros tranvías diferentes a los que ha conocido,
dormir una noche completa, despertar con tranquilidad, sentirse viva,
completa, correr nuevos riesgos…
¿Se puede volver a nacer?
Pta. “Tu gato ha muerto”, sostengo que diste en el blanco, esta es la primera
entrega, lo escribí antes de que publicaras esto, seguimos entre la línea de la
razón pura y la demencia, las siguientes no me atrevería a publicarlas.
Podría escribir te necesito, pero terminaría por derrumbar lo construido.
“El alma humana es una caja de donde siempre puede saltar un payaso haciéndonos mofas y sacándonos la lengua, pero hay ocasiones en que ese mismo payaso se limita a mirarnos por encima del borde de la caja, y si ve que, por accidente, estamos procediendo según lo que es justo y honesto, asiente aprobadoramente con la cabeza y desaparece pensando que todavía no somos un caso perdido.”
- José Saramago, El Doble