Hola CHORIZO MAN. Lamar putas a todos los habitantes del vaticano ¿ No está en ti?. Ya se ve claro que lo haces de buena fe, te salió perfecto. Lastimosamente no voy a responderte como quisiera, por puro respeto a los cristianos que hay en el foro; que pronto se te vuelven a olvidar tus palabras “Y entre màs te ataquen, màs certifican tu valìa “. En una solo cosa estoy de acuerdo contigo, nos has demostrado que eres muy distinto a nosotros, nosotros tenemos mas educación y respeto. Saludos.
Claro que no està en mi, y lo reitero. Te crees que el papa y su comitiva andan cual mariposas de tacòn dorado vendiendo sexo oral y enseñando las bragas a los transeùntes y aquietando la concuspiscencia de los parroquianos??
Lastimosamente los -alcances de tu objetividad y entendimiento- estàn en una ruina de literalismos. Honestamente a su ficciòn de "educaciòn y respeto" hace mucho tiempo que dejè de valorarla, porque suelen escudarse en la religiòn y depredar cuanta idea antitètica incumba a sus creencias y reyezuelos. Tù aùn te crees que tus ideas deben ser respetadas por su naturaleza mìstica, y solo por ello, y no -quieres- entender que cualquier postura debe robustecerse con argumentos para hacerla respetar. Tù que opinas de todo un hilo que infravalora a los ateos? Estàs de acuerdo? Allà no vas a pavonear tu "respeto"? Desde luego que nò. Y no lo haces, sencillamente porque no comulga con tu credo.
Como dije, solo veo impotencia y rabietas....y mucha hipocresìa.
Lo de "naciòn de putas", es una metàfora. Te lo digo por si aùn necesitas que te lo aclare; y es que con ustedes nunca se sabe.
Ciao Trikitrake.
Yo ya creo que es una manìa. No sé si lo hacen a propòsito o realmente se creen que los cristianos son la Iglesia Catòlica.
Yo ya empiezo a bajar los brazos con tantas limitaciones. Muchachos, céntrense en el tema se les pidiò. ¿Qué carajo tiene que ver el Vaticano con los cristianos?
-He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto; es un intento de colonización del otro. (Saramago)
No pretendo cambiar el mundo pero en el pedacito que me tocò pretendo hacer la diferencia..Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Hace algunas líneas me preguntaba acerca de los lìmites de los fanáticos ultraderechistas. Creo que debemos regocijarnos los que no compartimos sus aflicciones, amarguras y fantasìas, porque en un espacio virtual, como lo es èste, no puedan llegar màs lejos, y solamente les queda el berrinche en bruto, mugir y excretar del peor modo sus asnadas. Bueno ès, porque en el mundo real, otras serìan las represalias. Seguramente ansìan la era oscura en que su cerrazón y mala entraña, y en un mundo gobernado por sujetos de igual calaña, les permitìa deshacerse sin miramientos de las creencias de sus oponentes, y de sus oponentes también. No ignoran sus infamias, pero optan por hacer de la vista gorda.
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Canoa, una pequeña comunidad ubicada a unos doce kilòmetros de la ciudad de Puebla, el 14 de septiembre de 1968 fue el escenario de una terrible tragedia que conmoviò a todo el paìs y a nuestra entidad: un grupo de jòvenes empleados de la Universidad Autònoma de Puebla fueron linchados por una turba furiosa, que estaba convencida de que aquèllos eran emisarios del comunismo internacional, y que iban dispuestos a secuestrar al cura del lugar, a llevarse la estatua de su santo patròn, y a secuestrar a sus hijos para enviarlos a algùn paìs comunista, Cuba o Rusia.
En realidad los jòvenes de referencia —Ramòn Calvario Gutièrrez, Miguel Flores Cruz, Juliàn Gonzàlez Bàez, Jesùs Carrillo Sànchez y Roberto Rojano Aguirre— no tenìan otro propòsito que el de escalar La Malinche, decidiendo arribar a San Miguel Canoa porque en esta comunidad, que se encuentra enclavada en las faldas de la montaña, existe un camino muy transitable que conduce hasta una parte muy avanzada de la misma.
Sin embargo, una intensa lluvia los sorprendiò justo cuando estaban en el pueblo, lo cual les truncò sus planes de dirigirse a La Malinche inmediatamente, decidiendo pasar la noche en esa comunidad.
Al principio se refugiaron en una de las tiendas del pueblo, en donde le indagaron al dueño si sabìa de algùn sitio donde pudiesen pasar la noche, pero, ante la respuesta negativa y cortante del mismo, salieron a pedir albergue al curato y a la presidencia municipal, en donde tambièn fueron recibidos de manera hostil, negàndoseles el asilo que buscaban.
Habrà que señalar —porque sin esto difìcilmente podrìamos comprender los hechos que se presentaron en la comunidad de referencia— que por esos dìas nuestro paìs era presa de la histeria anticomunista desatada por las fuerzas màs retrògradas de Mèxico a raìz del movimiento estudiantil que habìa estallado desde julio de ese 1968.
Por todos los rincones de la naciòn se escuchaban condenas y diatribas contra dicho movimiento por parte de las "fuerzas vivas", quienes aseguraban que el mismo no era sino parte de un "complot" del bloque comunista enderezado a apoderarse de nuestra patria.
En dicha campaña de desprestigio contra el movimiento estudiantil de 1968 convergìan todos los enemigos de la democracia y del progreso: desde los gobernantes, funcionarios y lìderes acostumbrados a la intolerancia y a la manipulaciòn de los trabajadores y campesinos, pasando por los medios informativos ,cuyo "modus vivendis" no era otro que el de aplaudir y vanagloriar al Estado , hasta los sectores màs atrasados del clero catòlico, quienes, aprovechàndose del fervor religioso de nuestro pueblo, se dedicaron con vehemencia a manipular a los creyentes, aseguràndoseles que los estudiantes "rebeldes" estaban manipulados por potencias extranjeras interesadas en convertir a Mèxico en una naciòn comunista y, por ende, "atea", "adversaria de la civilizaciòn occidental", en la que se desterrarìa para siempre el culto a la Virgen de Guadalupe y a los otros sìmbolos religiosos.
Retomando el hilo de la narraciòn, los jòvenes excursionistas estaban muy lejos, pues, de intuir que se encontraban al borde de ser vìctimas de la paranoia colectiva que invadìa el paìs, cuyos ecos habìan llegado hasta la comunidad de Canoa.
Una vez que fueron rechazados del curato y de la presidencia municipal, pensaron que serìa màs conveniente retornar a Puebla, empero ya el servicio de autobuses habìa culminado sus actividades, por lo cual decidieron ingresar a otra tienda que se encontraba sobre la carretera, con la esperanza de que pasara algùn taxi que pudiese llevarlos a la ciudad. Mientras aguardaban, en ese lugar entablaron amistad con un joven originario de Canoa pero que trabajaba como pintor de paredes en la Villa Olìmpica, Odilòn Garcìa, quien, al enterarse del problema por el que atravesaban, les invitò a pasar la noche en casa de su hermano Lucas. Este —a diferencia de sus paisanos— los recibiò amablemente, al igual que su esposa Tomasa y sus tres pequeños hijos.
Mientras los excursionistas y sus huèspedes conversaban , en las afueras del pueblo iba en crescendo el rumor de que habìan llegado al pueblo un grupo de comunistas que "iban a poner una bandera rojinegra en la iglesia del lugar", que "no tardaban en atacar al cura", que "se llevarìan a los niños y al ganado", y otras versiones por el estilo, lo cual propiciò que comenzaran a reunirse diversos nùcleos de moradores dispuestos a enfrentar la amenaza a como diera lugar.
Mientras tanto, las campanas de la iglesia doblaban con vehemencia a efecto de congregar a los fieles y simultàneamente, varios aparatos de sonido colocados en diversos sitios exhortaban a los vecinos a salir en defensa de sus bienes y de su pàrroco, todo lo cual propiciò que poco tiempo despuès se congregara una multitud enardecida de alrededor de mil personas, armadas de palos, machetes y escopetas, que no tardò en dirigirse al sitio donde se hallaban los excursionistas, quienes todavìa a esas alturas —no obstante que escuchaban la algarabìa que imperaba en las afueras de la casa— no presentìan el pandemònium que tenìa lugar en el pueblo.
La turba llegò al hogar de Lucas Garcìa exigiendo que le fuesen entregados los "comunistas", y, ante la resistencia de èste —quien no titubeò un instante en defender a sus huèspedes— la multitud decidiò destruir la puerta a hachazos, entrando precipitadamente a la casa. Aùn en esas condiciones Lucas continuò luchando enconadamente para evitar que los jòvenes fuesen lastimados, pero cayò herido mortalmente por el golpe de una pala, siendo el primero en caer masacrado. Minutos despuès caìan Jesùs y Ramòn, recibiendo una andanada de golpes de machete, de hacha, y varios disparos.
Acto seguido Juliàn, Miguel, Roberto y Odilo fueron atados y sacados de la casa con direcciòn al centro del pueblo, en donde sus victimarios se proponìan lincharlos. Al tiempo que eran pateados, insultados y golpeados, la gente vitoreaba a su santo patròn, a su cura, y lanzaba gritos histèricos contra el comunismo y contra la Universidad.
El cura, Enrique Meza Pèrez, por su parte, declarò que no presenciò los hechos dado que se encontraba enfermo. Empero, se sospecha que èl fue uno de los principales instigadores del linchamiento, dado que se caracterizaba por ser un hombre imbuìdo de anticomunismo y de fanatismo religioso. Acaso no se enterò —aunque estuviera convaleciente— que se utilizaban las campanas de la Iglesia para congregar a la multitud?
Odilòn cayò muerto, despuès que alguien le disparara a quemarropa en el rostro.
Los linchadores, creyendo que Juliàn y Roberto ya habìan fallecido, los abandonaron, no sin antes pretender rematarlos. Sòlo les faltaba eliminar a Miguel, quien se salvò milagrosamente porque, en los instantes en que se arrojaban sobre èl para matarlo, llegò el ejèrcito, la policìa, y la Cruz Roja, a quienes llamò el ùnico vecino de Canoa que contaba con telèfono, el cual, por cierto, tambièn fue herido por alguno de sus coterràneos, seguramente al ser sorprendido pidiendo auxilio a la fuerza pùblica.
El saldo de esa noche fatìdica fueron cuatro muertos.
Cuarenta años después, habla una de las sobrevivientes:
Alberta García Arce lleva en su edad (40 años) el conteo de aquel suceso en que sus propios vecinos mataron a su padre por defender a cinco jóvenes. Según lo que le describió su madre -María Tomasa Domínguez Arce García- un día como, hoy 14 de septiembre -pero de 1968- ocurrió el episodio más sangriento del pueblo, incitado por el cura, Enrique Meza Pérez.
"Él mandaba sobre la gente, él decidía todo, porque los pobladores de ese tiempo eran muy cerrados y sólo escuchaban la voz del padre"-, dice.
"Se quieren robar la imagen del Arcángel San Miguel de la iglesia unos estudiantes comunistas, eso fue lo que prendió a la población"-, narra
-Mientras mi padre (Lucas) forcejeaba con los vecinos para defender a los jóvenes, mi madre nos sacó a mis tres hermanos y a mí: a Pascual de 6 años, a Arturo de 4 años, a Silvia de 2 años y a mí de 7 meses.
-Nos metió por una zanja de drenaje, que tenía un metro de altura, para llevarnos hasta la barranca que está atrás de la iglesia, por donde logramos escapar, porque en ese momento la gente estaba muy enfurecida y tal vez nos hubieran matado también a nosotros.
Fuente: Gaceta Històrica de la BUAP.
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Cualquier semejanza con el accionar de los trogloditas ultraderechistas que deambulan por èste espacio, no es mera coincidencia. Està citado con toda intención.
Pero desde luego que nò importa. Verdad?. Fue “hace muuuucho”.
“….aterrados ante lo que no entienden optan por destruirlo.”
Esto fue cierto. Qué triste, ¿no?, y el comportamiento de los creyentes fanáticos está cortado con la misma tijera. Digo, qué lamentable es ver que no utilicen la capacidad de su cerebro porque éste ya fue carcomido por una histeria comunal o por un loquito desquiciado diciendo que 'esta es la palabra de Dios' y que 'Él mismo se lo reveló'. O que baje un barbón diciendo que Dios le plasmó en planchas de piedra sus designios. O que una virgen se le presentó a un alcohólico y le dijo que fundara la Nueva Jerusalén. O que se le rinda culto a un pedazo de pan con la imagen de Jesús.Iniciado por CHORIZOMAN
Bien lo dijo Lutero:
Un creyente pero que utilizaba, por fortuna, su cerebro e iba en contra de todas las calamidades que ha hecho la Iglesia a lo largo de los siglos.
Estos creyentes sí son para tomarse en cuenta, no como otros loquitos desquiciados que hasta a su prójimo mataríanY es aquí donde no entiendo lo de 'no matarás'. Pues, ¿no que siguen al pie de la letra los mandamientos? ¿Y entonces?, ah, cierto, que son hipócritas, y no más.
Última edición por Mechanic Hamlet; 29-nov.-2012 a las 13:18 Razón: Ortográfico.
Cierto, querida Hamlet.
"En religiòn y polìtica, las convicciones de la gente se reciben, casi siempre, de segunda mano y sin examinar; de autoridades, que a su vez tampoco han analizado las cuestiones, sino que las han recibido de segunda mano de otros, no examinadores, cuyas opiniones al respecto, no valìan un centavo de bronce."
Mark Twain.