Por eso digo: mala conducta por primera vez: llamado de atención, segunda vez: llamado de atención, tercera, cuarta y quinta vez: suspensiones, y si persiste con la mala conducta, expulsión del colegio.
Soy drástico? quizás, pero para los padres del abusador sería un llamado de atención.
«The brain is the seat of madness and delirium.»
Una tía mia ya fallecida fue maestra toda la vida, y ella sabía interpretar a los niños, sabía cuando un alumno tenía un problema, estaba alegre, triste o algo pasaba.
En la actitud del abusador, el abusado y la clase en general un buen maestro sabe lo que está pasando, sabe quien es víctima y quien victimario.
Sucede que a veces el maestro no tiene el apoyo necesario de sus superiores y evita entonces meterse en problemas al sancionar a quien debiera ser sancionado.
Cuando niña, y en cuarto de primaria, un niño, llamado Marco, gordo, enorme y feo, me molestaba a tal punto de empujarme y tirarme al suelo o por las escaleras, además de jalarme mis coletas. Escondía mis cuadernos y rayaba mi mochila. También me robó mis coloritos el muy jodido. Me decía 'Fea y tilica'. Eso pasaba casi todos los días.
Un día jugando en un sube y baja, que se me atoran los calzones en el asiento y me los rasgó horrible, y ahí estaba esa bola de cebo riéndose como vil marrano junto con sus amigotes y me señalaban. A partir de ahí, dejé de usar calzones para que no volviera a pasar lo mismo y no me volví a subir a ningún sube y baja.
Un día me llegó a decir que si le decía algo a la profesora o a mis papás, que me iba a ir peor, y me dio mucho miedo.
Pasó el tiempo y este chamaco cagón me colmó la paciencia, así que un día lo agarré del brazo y le dije: 'Si te gano en un unas vencidas, ¿me dejarás de molestar?', y que se empieza reír como estúpido, y le repetí la pregunta. Aceptó, muy confiado de sí, y jalamos dos sillas y se juntó la bola de sus amigos junto con otros niños que ni conocía.
Tenía tanto coraje que, a la primera, le gané con mucha facilidad, y así hasta la tercera vez.
El chamaco se quedó todo sacado de onda y mudo, y yo también... no me la creía. No sé de dónde saqué tantas fuerzas. Sus amigos se empezaron a burlar de él y no olvidaré aquel momento de gloria: 'Uhhhhhhh, una vieja te ganó... te ganó'. El gordo se largó y jamás me volvió a molestar, solamente se me quedaba viendo feo y ya.
Ya quisiera ver si se atreve a decir y hacerme lo mismo en estos momentos el muy cabroncete.
Ahora, este problema ha ido en aumento y es algo lamentable. Los papás deben de estar atentos al comportamiento de sus hijos y también los maestros. Todo tiene su raíz en la educación desde el seno familiar.