Conozco auténticos patos, que tan solo por el hecho de poder realizar varias tareas en la misma empresa, piensan que son la hostia. Lo que no saben, es que su trabajo es mediocre, pongas donde lo pongas, nunca da la talla.

A orillas de un estanque
diciendo estaba un pato:
«¿A qué animal dio el cielo
los dones que me ha dado?
Soy de agua, tierra y aire.
Cuando de andar me canso,
si se me antoja, vuelo,
si se me antoja, nado.»
Una serpiente astuta,
que le estaba escuchando,
le llamó con un silbo,
y le dijo: «Seor guapo,
no hay que echar tantas plantas;
pues ni anda como el gamo,
ni vuela como el sacre,
ni nada como el barbo.
Y así tenga sabido
que lo importante y raro
no es entender de todo,
sino ser diestro en algo.»