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Colibrí

Al contrario de las demás aves, que vuelan con el cuerpo horizontal, el picaflor lo hace en posición vertical diferenciándolo de sus colegas plumíferos. Por eso, sus alas no se mueven para arriba y para abajo, sino para el frente y para atrás.

Esa proeza, requiere un esfuerzo enorme.

El picaflor necesita mover sus alas a más de 60 veces por segundo; y su corazón va a latir 1200 veces por minuto.
Es claro que para tener tanta vitalidad, el picaflor necesita de energía, mucha energía. El consume por día, entre mitad y ¾ veces su propio peso en azúcar.
Y es aquí que viene la gran paradoja de los picaflores: Nada menos que el 80% de la energía que producen, es gastada para mantener su peculiar estilo de vuelo.

Si un picaflor aprendiera a retirar el néctar de las flores posándose al costado de la misma y no volando frente a ella, reduciría su carga de trabajo en un 80%.Tendría menos stress, y no sobrecargaría tanto su corazón.

¿Porqué entonces el picaflor, nunca pensó en esa solución mucho más cómoda?

Porque entonces, el se transformaría en un pájaro común. Y ahí tendría dos
opciones para su vida: O viviría encerrado en una jaula, ganando su racioncita de alpiste, o viviría una vida de gorrión, volando anónimo por la vida.

En las empresas existen personas que hacen un montón de cosas al mismo tiempo. Inscribiéndose en cuanto curso aparece, moviéndose de aquí para allá, y todavía teniendo ideas y dando sugestiones.

Son los “picaflores” de las empresas.

Esa persona, es casi siempre mal entendida por los compañeros de trabajo.
Lo que el funcionario picaflor llama de “entusiasmo”, sus colegas lo clasifican como: “falta de foco”.
Lo que el llama de “dinamismo”, su jefe lo llama de “dispersión”.

¿Porqué entonces el funcionario picaflor insiste en ser acelerado y creativo?
¿No sería más fácil para él, ser igual a todo el mundo?

La respuesta es muy simple:
Ser diferente de sus compañeros, no es su opción.
Es su naturaleza.