Yo no enseño inmortalidad misericordia, precisamente niego la inmortalidad. San Agustín también la negaba, es que al comienzo del cristianismo el paraíso ese del que hablas tampoco existía y era la reencarnación la que estaba de moda, el paraíso, el infierno, el purgatorio, fueron modas tardías en el cristianismo.
Ahora tampoco se lleva ya ni el infierno ni el purgatorio, ya han pasado de moda también.