
Iniciado por
KIMO
Muchos clérigos, aunque tienen la Biblia,
se valen de la religión para glorificarse a sí mismos.
Diluyen las verdades puras con tradiciones y filosofías humanas.
¿Acepta Dios su adoración?
A los guías religiosos que hacían eso en Jerusalén en el siglo primero,
Jesucristo les aplicó apropiadamente
esta declaración que Dios había hecho mediante el profeta Isaías:
“Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está muy alejado de mí.
En vano siguen adorándome, porque enseñan mandatos de hombres como doctrinas”.
(Mateo 15:8, 9; 23:5-10.)
Desde luego, una religión como esa no es la verdadera.