Resulta bastante difícil asumir la idea (propaganda) difundida por los creyentes de un dios creador, omnipotente y amoroso.

Ellos mismos han incidido en hacernos ver la abundancia en catástrofes: Terremotos, hambrunas, pestes y demás calamidades.

Y si todo eso lo consideramos (conforme a lo que ellos lo consideran) castigos o advertencias de un Ser superior, cómo es que nunca ha existido constancia de que ese Ser superior se haya complacido con el ser humano, y haya enviado desde los Cielos (su lugar de residencia, creo), abundantes lluvias de alimentos, aguas y “manáses”) sobre zonas del mundo necesitadas.

Por más INRI, las casas de los pobres son las primera en caer destruidas en los terremotos.