Cita Iniciado por Jandulilay Ver Mensaje
Apreciada Loma:
Mateo se completó en el año 41 E.C.
Marcos se completó en el año 60-65 E.C.
Lucas se completó en el año 56-58 E.C.
Juan en el año 98 E.C.
Apocalipsis año 96 E.C.

Hechos, se escribió en Roma y se completó en 61 E.C.
Ninguno de los cuatro evangelios canónicos indica quién fue su autor de ninguna forma o manera. Los títulos familiares “el Evangelio según San Mateo”, “el Evangelio según San Marcos”, etc. fueron invenciones de cristianos en el siglo segundo, probablemente para el propósito de combatir ciertas tendencias teológicas que se desarrollaron en ese periodo junto con la proliferación de evangelios

MATEO

Es bastante probable, y comúnmente aceptado por los estudiosos de la cuestión, que fuera redactado en la ciudad siria Antioquía, en torno a las décadas del 50 y 60. Por tanto, estaríamos ante el más antiguo de todos los Evangelios.

La lengua originaria, a su vez, sería el hebreo, aunque no habría que descartar la posibilidad del arameo. Ahora bien, la riqueza lingüística del texto griego que conservamos nos lleva a pensar que quizás el original, además de ser objeto de traducción, lo hubiera sido de alguna variación entre los años 80 y el 90. Esta sospecha no se funda únicamente en la calidad del griego utilizado, sino también en otros dos aspecto más: aclara cuestiones confusas del Evangelio de Marcos –supuestamente posterior- y el autor da muestras de conocer la destrucción de Jerusalén a manos de Tito en el año 70.

MARCOS

Papías fue un pensador cristiano que escribió prolíficamente a principios del siglo II. Sus obras, lamentablemente, no sobrevivieron al paso del tiempo y están perdidas, con la excepción de los fragmentos que otros cristianos citaron en sus propias obras. En este fragmento, Papías relata que, según se lo habría contado otro cristiano llamado “Juan el Anciano”, Pedro habría indirectamente dejado por escrito algunos episodios y enseñanzas de la vida de Jesús a través de un “interprete” llamado Marcos:

“Y el Anciano decía lo siguiente: Marcos, quien fue intérprete de Pedro, escribió con exactitud todo lo que recordaba, pero no en orden de lo que el Señor lo dijo e hizo. Porque él no oyó ni siguió personalmente al Señor, sino que, como dije, a Pedro quien adaptaba sus enseñanzas de acuerdo con las necesidades de sus oyentes, pero sin la intención de dar un relato corrido de las palabras del Señor, por lo que Marcos no se equivocó en absoluto cuando escribía ciertas cosas como las tenía en su memoria. Porque todo su empeño lo puso en no olvidar nada de lo que escuchó y en no escribir nada falso”. Esto relata Papías referente a Marcos.

Esta cita nos indica que a principios del siglo II circulaba una tradición o rumor entre las comunidades cristianas de que un hombre llamado Marcos, quién habría sido un intérprete o traductor de Pedro, había dejado por escrito materiales biográficos sobre Jesús, concretamente, una lista de enseñanzas suyas que Pedro adaptaba a “las necesidades de sus oyentes”. Vale la pena indicar que no tenemos otra fuente de esa época aparte de Papías que corrobore este hecho. Otramente dicho, antes de la obra de Papías (fechada entre el 95 y el 120 d.C), simplemente no tenemos otro autor que indique que Pedro haya tenido un intérprete llamado Marcos o que este haya dejado por escrito algunas enseñanzas de Jesús. Este corto fragmento de Papías, el cuál relata algo que ha oído a través de una tercera persona, es la única evidencia histórica de la existencia de ese documento.

En primer lugar, al igual que ocurrió con el Evangelio de Mateo, la descripción que Papías hace del documento escrito por Marcos simplemente no parece coincidir con el documento que hoy conocemos como el “Evangelio de Marcos”. Papías explícitamente indica que Marcos escribió ese documento “sin la intención de dar un relato corrido de las palabras del Señor” y que lo escrito no estaba “en orden de lo que el Señor lo dijo e hizo”. En otras palabras, el documento que Papías describe no parece tratarse de una narración continua, sino de una colección de episodios y enseñanzas de Jesús adaptadas a las necesidades de los oyentes de Pedro. Dicho otramente, lo que Papías describió es una lista desordenada de enseñanzas y episodios biográficos de Jesús, una especie de “ayuda memoria” que Pedro habría empleado en el momento de predicar. El Evangelio de Marcos, sin embargo, no es una colección de enseñanzas o episodios, sino una narración continua del ministerio, muerte y resurrección de Jesús. No solo eso, sino que en ningún momento el Evangelio de Marcos pretende “adaptar” las enseñanzas de Jesús, sino que está escrito como un simple recuento de hechos biográficos.

En segundo lugar, el evangelio contiene una serie de errores culturales y geográficos que hacen muy difícil de creer que este documento haya sido dictado por Pedro o basado en la prédica directa de este. Por ejemplo, Marcos 7:31 indica que “regresó Jesús de la región de Tiro y se dirigió por Sidón al mar de Galilea, internándose en la región de Decápolis” cosa que es inverosímil si uno ve el mapa de la región. En efecto, ir desde Tiro hacia el mar de Galilea a través de Sidón es un sinsentido, ya que literalmente significaría ir hacia el norte (Sidón) para ir hacia el sur (el mar de Galilea). Viendo un mapa ni siquiera quedaría claro como trazar este recorrido. La explicación más sencilla es que el autor simplemente cree, erradamente, que Sidón se encuentra al sur y no al norte de Tiro. La conclusión que el evangelista a cometido un error geográfico es indirectamente apoyada por el hecho que los autores de los evangelios de Mateo y Lucas, los cuales usaron a este evangelio como fuente, no reproducen el pasaje en sus composiciones, cosa que evidencia que ambos también notaron el problema.

JUAN

Las traducciones más antiguas de los manuscritos del Evangelio constituyen el primer grupo de evidencias. En los títulos, tablas de contenidos, firmas, que usualmente se agregan a los textos de los Evangelios por separado, Juan es siempre mencionado como el autor de este Evangelio sin la menor indicación de duda.

Si bien es cierto que la data más antigua de este extenso manuscrito es de mediados del siglo cuarto, la perfecta unanimidad de todos los códices prueba toda crítica que los prototipos de este manuscrito, de una fecha mucho más antigua, deben haber contenido la misma indicación respecto al autor. Es similar el testimonio de las traducciones del Evangelio, de las cuales la versión Siríaca, Copta y Latina antigua se remontan es sus formas más ancestrales hasta el siglo segundo.

APOCALIPSIS

En cuanto a la fecha de su escritura se piensa que debió tener lugar a finales del siglo I o a principios del siglo II, siendo un periodo de gran relevancia en la que ocurrieron algunas de las mayores persecuciones a los cristianos de la historia por parte de los romanos, los cuales temían la gran expansión ideológica que la religión comenzaba a tener en el mundo. En esta época se piensa que el caos generado por las persecuciones pudo crear un texto tan caótico como el Apocalipsis.

En cuanto a la autoría es interesante comentar la opinión de los llamados padres de la Iglesia primitiva o padres apostólicos, llamados así por formar la doctrina religiosa de la iglesia primitiva los primeros, y los segundos por haber tenido mayor o menor contacto con los apóstoles que acompañaron a Jesús en su vida. La opinión mayoritaria de todos ellos es la de que el autor del texto era el llamado Juan el Evangelista, siendo confirmado por los representantes de Dios muchos años más tarde en el IV Concilio de Toledo. Aun con la confirmación por parte de la Iglesia esto no se puede tomar como un dato real, ya que tras tantos años no existe un conocimiento real sobre si los dos Juan son la misma persona o no.