Texto Diario lunes, 22 de enero de 2018



Los que están en conformidad con el espíritu
fijan la mente en las cosas del espíritu
(Rom. 8:5).


Cuando conmemoramos la muerte de Cristo, probablemente leemos Romanos 8:15-17. Estos versículos son muy importantes, pues explican que un cristiano sabe que ha sido ungido cuando el espíritu santo da testimonio con su espíritu. Este capítulo se dirige principalmente a los ungidos. Ellos reciben “el espíritu” y esperan “la adopción como hijos, el ser puestos en libertad” de sus cuerpos carnales (Rom. 8:23). Estos cristianos serán hijos de Dios en el cielo. ¿Cómo es posible? Porque se bautizaron y, gracias al sacrificio de rescate, Dios perdonó sus pecados y los declaró justos como hijos espirituales (Rom. 3:23-26; 4:25; 8:30). Sin embargo, este capítulo también es de interés para los que tienen la esperanza de vivir en la Tierra, ya que, en cierto sentido, Dios los ve como justos. Ellos también pueden beneficiarse de este consejo dirigido a los que Jehová ha declarado justos.