Viernes 29 de diciembre
Con alguien leal tú actuarás en lealtad
(Sal. 18:25).


El rey Saúl había reunido 3.000 soldados para buscar a David en el desierto de Judá y acabar con él. Pero una noche, mientras todo el campamento estaba profundamente dormido, David y Abisai lograron colarse hasta donde estaba el rey. Abisai quiso aprovechar la oportunidad para matarlo. “Déjame clavarlo a tierra con la lanza una sola vez”, le pidió a David. Por increíble que parezca, David le dijo que no lo hiciera: “¿Quién ha alargado la mano contra el ungido de Jehová y ha quedado inocente? [...] ¡Es inconcebible, por mi parte, desde el punto de vista de Jehová, alargar la mano contra el ungido de Jehová!” (1 Sam. 26:8-12). ¿Por qué se negó David a matar a Saúl? Porque sabía que si lo hacía, sería desleal a Dios. Saúl era rey porque Dios lo había nombrado, y los siervos leales de Jehová respetan a las personas que él ha puesto a cargo de su pueblo. Jehová espera que todos sus siervos sean leales.


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