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pos ya que estamos con esos, se olle un grito de advertencia, venancio, venancio, que tu esposa te esta engañando ahora mismo con un extraño, y que agarra la bicicleta el otro y sale a prisa, va y se la parte con un poste y dice achis achis yo ni me llamo venancio, ni estoy casado, ni se andar en bicicleta.
Hay que ponerle el pecho a las balas.
Dios les bendiga.
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