...para honrar este augusto tema, que por cierto es muy relajante ya que puedo abordar mi cosmovisión desde la perspectiva científica ...
... estoy por componer un "teorema" como hice en lógica, pero me tomará tiempo, estoy pensando en ello .. creo que al hacerlo podríamos hallar el secreto del universo, ya que hay un libro con ese nombre, aunque lástima que no se a quien se lo presté ...
... pero ya me acordaré ...
..pero te doy un anticipo, la base del teorema es el tres, tendrá una potencia de tres, deberá ser axiomático y aplicable a los problemas que plantea la astro física ... porque como tu sabes qué es lo que creo yo lo llamaré simplemente "mi fuente" de datos ...
...la teoria de Éter es algo que discutiremos, ha aquí algo de google:
Nacimiento del concepto filosófico
En este remolino de discusiones mitológicas y no filosóficas, Anaxágoras de Clazomena (~siglo 5° AC) contrapuso dos principios - Caos y Nous - por dos tipos de sustancias, Aire y Éter. Caos era el principio de movimiento permanente (y para Anaxágoras todo movimiento era en forma de vórtice), y Nous el principio del imponderable - de "orden", "razón", conocimiento, plasticidad, creación y consistencia. Nous era también el poder de la sustancia más ligera, y por tanto el principio de ligereza o celeridad. Como el Éter también era la sustancia más ligera, Nous era su principio. Toda la materia estaba hecha de Éter y Aire, y creada en virtud del Nous. Más adelante Nous se distorsionará hasta convertirse en la base del concepto filosófico de Razón en la filosofía postsocrática. Aristóteles trató el Éter como la sustancia más fina que llenaba el espacio - un "quinto" elemento en la línea de Aire, Agua, Fuego y Tierra- basándose en el principio de que la naturaleza detestaba el vacío. Así pues, el Éter pasó a ser conocido como la "Quintesencia".
Nacimiento del concepto científico
Éter imponderable
El nacimiento del concepto científico de Éter puede hallarse en el pensamiento Renacentista - en particular en la sustancia "uno y todo" de Espinoza, la noción de Descartes de una ocupación del espacio en forma de vórtice, y la teoría monista de las mónadas de Leibniz. Estos pensamientos sistemáticos diferentes comparten el concepto de una sustancia imponderable que anima toda la realidad física, y son precursores de las teorías modernas de un Éter dinámico. Robert Fludd sugirió que el Éter era "más sutil que la luz", y cita la visión del siglo III de Plotinus sobre las propiedades ubicuas y no materiales de esta sustancia sutil.
Éter (clásico) estacionario y lumínico
Por contra, la noción de un Éter estático, un Éter mecánico gelatinoso tiene sus orígenes clásicos en Newton. En la física del siglo XIX, el postulado de un Éter lumínico se utilizaba para reconciliar la teoría electromagnética de Maxwell y la mecánica newtoniana. Ésto inauguró la breve época del Éter clásico adoptado per Young, Maxwell, Kelvin, Lodge, Lorenz, etc. "Éter o "aether" (aiqhr probablemente de αιθω, yo quemo), una sustancia material de un tipo más sutil que los cuerpos visibles, que supuestamente existe en aquellas partes del espacio que están aparentemente vacías" - así empezaba el artículo sobre el Éter escrito per J.C. Maxwell para la Enciclopedia Británica, y el libro de O. Lodge contra la Relatividad, titulado "El Éter del espacio". La definición anterior encapsula un error que es común a toda una época de física moderna clásica y semiclásica: la idea de que el Éter es más sutil que la materia, pero sin dejar de ser un medio material, ponderable con propiedades electromagnéticas "invisibles". El Éter vino a designar una sustancia estacionaria del espacio que transmitía la luz y permitía medir el movimiento de los cuerpos materiales por el arrastre que supuestamente sufrían. Como la luz exhibía propiedades de onda, las ondas tenían que viajar por un medio "portador de señal" (tal y como las ondas sonoras o las ondas en el agua requieren un medio molecular). No obstante, el resultado nulo del experimento de Michelson-Morley forzó (desde 1887 en adelante) el abandono de todos los modelos clásicos de Éter Estático. Las teorías clásicas del Éter que años atrás eran dominantes (el viejo canon de la Ciencia Oficial) han retenido una cierta vigencia hasta hoy día (son muy populares en los márgenes de la física), en particular en sus variantes de arrastre del Éter (por ej. Dayton Miller). Las transformaciones matemáticas y la invariabilidad de Lorenz - más tarde adoptadas por la Relatividad para excluir todo Éter - fueron enunciadas para preservar la hipótesis del Éter estacionario.