Pero...¿Por qué es una persona físicamente como es? ¿Qué determina el color de sus ojos, de su pelo o de su piel? ¿De qué depende su estatura, su complexión o el parecido a uno o ambos padres? ¿Qué dicta que en la cara superior de la punta de sus dedos crezca una uña protectora y que la cara opuesta sea una blanda almohadilla?

En los días de Charles Darwin, las respuestas a estas incógnitas se encontraban envueltas en tinieblas. El propio Darwin estaba fascinado con la manera como los caracteres se transmiten de una generación a otra, aunque sabía poco de las leyes de la genética y menos aún de los mecanismos intracelulares que regulan la herencia. Los biólogos modernos, en cambio, llevan décadas estudiando la genética humana y las detalladas instrucciones que porta la extraordinaria molécula de ADN.
Obviamente, la gran pregunta es de dónde provinieron dichas instrucciones.

Muchos biólogos y otros científicos creen que el ADN y sus instrucciones codificadas son el resultado de procesos aleatorios, no dirigidos, que tuvieron lugar a lo largo de millones de años.
Dicen que no hay prueba de diseño ni en la estructura de esta molécula ni en la información que contiene y transmite ni en su funcionamiento. Pero...¿Es esto lo que nos dice la inteligencia humana por todo lo que tenemos que estudiar y luego crear,idear?