Desde mi infancia estoy acostumbrado a oír frases lapidarias (porque las dijo Jesús), como: “Nadie puede servir a dos señores”, o “El que no está conmigo, está contra mí”.
El paso de los años (y la vida misma) me han hecho concluir que la persona que las pronunció era intransigente.
En lo de: “Nadie puede servir a dos señores”, ya he dado mis razones en otra ocasión.
En lo de: “El que no está conmigo, está contra mí”, Jesús se pasó bastantes pueblos. En pleno siglo XXI, voy a usar lo que usaba Jesús para transmitir su discurso: la parábola.
Supongamos en una final de fútbol internacional, juegan los equipos A y B. El campo está abarrotado con seguidores de ambos equipos, y con un número indeterminado de aficionados, que solamente buscan que haya muy buenas jugadas.
Los del equipo A desearían que el partido terminara con el resultado de 9-0 a favor de su equipo. Lo contrario que desean los del equipo B. ¿Y que desean los aficionados neutrales? Que el partido termine 9-9, y que haya penaltis. Y que gane el mejor.
Estos últimos, nunca formarán disturbios, sea el resultado que sea.
La Verdad nos hará libres.
Yo no creo que Jesús sea Dios. En tiempos pasados, sí lo creí.
Ahora mi vida es la misma que era en tiempos pasados.
Yo no estoy ni a favor ni en contra de Jesús. Ese es mi punto de vista. Parece que desde el punto de vista de Jesús, estoy en contra de él. Creo que es una opinión muy subjetiva de Jesús, pues yo nada hago en contra de él. Yo no me considero enemigo suyo.
¡Allá él con su intolerancia!
La Verdad nos hará libres.
El problema del Cristianismo es de mucha envergadura:
Además de robar a los judíos su dios Jehová, que advirtió que “era único”, han convertido por su cuenta al predicador Jesús, hijo de José y María (un hombre normal) en un dios.
En una palabra, están adorando a un hombre.
Pero esto no es nada, comparado con la cantidad de cristianos que están adorando a diferentes santos, a los cuales no les hables de otra cosa, pues sus santos hacen milagros (oficio éste que solamente Dios puede ejercer).
La Verdad nos hará libres.
Job 19:25-27
"Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios
Al cual veré por mí mismo,Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí. "
Como dije, el problema es tuyo. No mio. Ve a llorar a otro lado.
Job 19:25-27
"Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios
Al cual veré por mí mismo,Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí. "