Iniciado por
Eli_yahu
Te voy a responder con unos párrafos de una publicación de estudio nuestra:
El élder Bruce R. McConkie aseveró: “No hay sobre la faz de la Tierra nadie que tenga la Biblia en tan gran estima como [los mormones]. [...] Pero no creemos que [...] la Biblia contenga todo lo necesario para la salvación”. El presidente Gordon B. Hinckley escribió en el folleto What of the Mormons? (¿Qué se puede decir de los mormones?) que la profusión de sectas e Iglesias “testimonia la deficiencia de la Biblia”.
Los escritores de esta Iglesia expresan serias dudas respecto a la fiabilidad de la Biblia, debido a supuestos errores de traducción y supresiones de texto. El apóstol mormón James E. Talmage exhorta en su libro Artículos de fe: “Léase pues la Biblia reverentemente y con cuidado y oración, buscando el lector la luz del Espíritu siempre para poder distinguir entre la verdad y los errores de los hombres”. Orson Pratt, uno de los primeros apóstoles mormones, fue aún más lejos: “¿Quién sabe si hay siquiera un versículo bíblico que no esté adulterado?”.
Sobre esta cuestión parece que los mormones no están al tanto de los hechos. Aunque el texto bíblico se ha copiado y traducido repetidamente a lo largo de los años, hay pruebas arrolladoras de que se ha mantenido su pureza esencial. Se han comparado minuciosamente miles de manuscritos hebreos y griegos antiguos con copias más recientes de la Biblia. Por ejemplo, el Rollo de Isaías del mar Muerto, del siglo II a.E.C., se comparó con un manuscrito que data de mil años más tarde. ¿Se habían infiltrado errores graves? Al contrario: según un erudito, las pocas discrepancias halladas “consistían principalmente en obvios deslices de la pluma y variaciones ortográficas”.
Después de toda una vida dedicada al estudio, sir Frederic Kenyon, que fue director del Museo Británico, declaró: “El cristiano puede tomar la Biblia completa en su mano y decir sin temor ni vacilación que está sosteniendo la verdadera Palabra de Dios, transmitida sin equivocaciones fundamentales de generación en generación a lo largo de los siglos”. De modo que todavía es cierta la siguiente afirmación del salmista: “Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces”. (Salmo 12:6, Reina-Valera, 1960.) ¿Realmente necesitamos algo más?