Iniciado por
Jandulilay
La Biblia muestra que serán muchas las cosas, personas e instituciones que serán destruidas para siempre. Jesús llamó a Judas el hijo de destrucción por traicionar de forma deliberada al Hijo de Dios, se hizo merecedor de destrucción eterna.
Lo mismo puede decirse de los que blasfeman contra el espíritu santo. Incurren en pecado eterno, un pecado que no les será perdonado, no, ni en este sistema de cosas ni en el venidero.
También aguarda destrucción eterna a los que deliberadamente no conocen a Dios y no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús (2Tesalonicenses 1:8, 9.)
Además, al hombre del desafuero colectivo también se le designa hijo de la destrucción. (2Tesalonicenses 2:3.)
Por otra parte, Dios ha dictaminado destrucción eterna contra Satanás y sus demonios, la simbólica bestia salvaje y el también simbólico falso profeta, e incluso contra la muerte y el Hades. Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10, 14, 15; 21:8.
Todos están sentenciados al lago de fuego, es decir, a su destrucción eterna.
En tiempos bíblicos se empleaba el fuego como el medio por excelencia para destruir algo por completo, de ahí que Jesús lo usara como ilustración de destrucción completa para el inicuo.