A otros les da por las telenovelas, cada cual tiene sus yuyus.
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Jesús, como todo hijo de vecino, se dejaba querer por los ricos.
A cambio de un hospedaje gratis para él y sus apóstoles, se olvida de los “AYES” contra los ricos que había lanzado tiempo atrás, y le sella el boleto de entrada al Cielo al rico jefe de publicanos, Zaqueo.
Este pasaje, al igual que el de los famosos AYES, solamente figura en el evangelio de Lucas, y no sería extraño que ambos fueran invenciones de él.
Los que acostumbran a manosear y adulterar el conocido pasaje del joven rico, no suelen citar esta historia de Zaqueo.
“Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.»
6 Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
7 Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.»
8 Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.»
9 Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham,
10 pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.»”
(Lucas 19:5-10 - Biblia de Jerusalén)
NOTA.- Este es un ejemplo de cómo Dios puede meter un camello por el ojo de una aguja.
Números 15:32-36
32 Y estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron un hombre que recogía leña en día de sábado.
Nos puede decir alguien cómo se encuentra leña en el desierto? jajajaja
En el desierto el combustible es el petróleo o gas y ancestralmente se cocinaba y cocina aún con los excrementos de animales ya secos.
Pero la verdadera sabiduría se encuentra en la Biblia. Yo no hace mucho me enteré que entre los que mueren de hambre en el mundo
no se encuentra ningún justo, ¿por qué? porque lo dice el Salmo 37:25.
¿Y qué persona es justa? La que cree en Jehová.
Es fácil terminar con el hambre en el mundo.
Fabricando necios: dos ejemplos de cómo la educación religiosa favorece la estafa
Sólo a los creyentes se les puede estafar, de forma fácil, sin que estos se den cuenta dando, además, como resultado que estos estén agradecidos por ello.
No, no me refiero a esos espectáculos llamados misas en los cuales un «predicador» que se hace llamar a sí mismo «profeta» (cuando no afirma ser él mismo Jesús reencarnado o similar) se dedica a maldecir irracionalmente a todo aquel, o aquello, que puede contradecirle para después pedir dinero a su público, ni me refiero a los cientos de shows que se emiten anualmente en numerosas cadenas en las cuales otro «predicador» y «profeta» repite las mismas frases cliché de su religión para, acto seguido, pedir donaciones para su causa (el hacerse rico).
No, esta vez no me voy a referir a este tipo de sucesos sino a otro distinto y a la vez similar (un estafador prometiendo algo a sus convencidos devotos a la par que pide dinero): el de los exorcistas y curadores por fe. Lo haré con dos ejemplos que van a ilustrar perfectamente que el religioso es alguien predispuesto, desde que de pequeño lo educaron para ello, a ser un necio (según la definición del mismo RAE) al que se le puede estafar fácilmente.
Miyazaki y su «poder psíquico»
El primero ocurre en enero de 2003: un avispado, Shunichi Miyazaki (de 55 años), y sus 8 discípulos no tuvieron nada más que vestirse apropiadamente, irse a una estación de tren (en Tokio, Nagoya, Osaka o la prefectura de Kanagawa) y decirle a la gente que estaban poseídos con frases como «Tu espalda está poseída por el espíritu de una mujer muerta y se ha unido a ti con cadenas en el cuello«, o «el espíritu de un hombre muerto con las piernas cortadas se aferra a tu cintura» para que estos, la mayoría mujeres de entre 20 y 30 años, les acompañaran a realizar grupos de «oratoria» a las montañas cerca de Kamakura, en Kanagawa, o a las habitaciones de hotel donde se realizaron los exorcismos. Todo, previo pago de entre 30.000 y 1 millón de yenes (aproximadamente 258 y 449 $).
Mediante este método no es que estafaran a una o dos personas, no. La cifra de estafados ascendió a más de 1000 personas.
Lo mejor de esto no es si quiera la cantidad de crédulos que pagaron ese dinero sino la excusa que dió Miyazaki cuando la policía le detuvo:
«Cuando yo era un estudiante de secundaria, casi me ahogo. Después del incidente empecé a tener el poder psíquico. No fue mi intención engañarlos y esto no es un fraude»
La gran estafa de los manuscritos de la Biblia del mar Muerto
Tras una minuciosa investigación, se ha demostrado que los fragmentos de los manuscritos de la Biblia del mar Muerto que se exhiben en el Museo de la Biblia de Washington DC se escribieron en la era contemporánea. Son, por tanto, un fraude. El laborioso informe, cuyos detalles contamos en este reportaje, no duda sobre la autenticidad de los casi 100.000 fragmentos de los manuscritos de la Biblia del mar Muerto que se encuentran en el Santuario del Libro del Museo de Israel en Jerusalén.
Examinando el fragmento bajo el microscopio
La investigadora Abigail Quandt examina un fragmento del libro del Genesis con una superficie muy peculiar. "Nuestro objetivo común era ser de ayuda para los escolares que están trabajando en los fragmentos del mar Muerto"....
https://www.nationalgeographic.com.e...r-muerto_15373
¿Qué vino primero? ¿el hombre o los animales?
Lo que sabemos: O mejor dicho lo que no sabemos, dado que si no abstenemos solo al Génesis podemos encontrar una gran contradicción entre los pasajes de GENESIS 1:25-26 y GENESIS 2:18-19. Por orden de lectura, el primer pasaje dice:
“E hizo Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra.”
La contradicción: Como lo señalamos, el pasaje de GENESIS 2:18-19 narra la misma historia en diferente orden:
“Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea. Y el Señor Dios formó de la tierra todo animal del campo y toda ave del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría; y como el hombre llamó a cada ser viviente, ése fue su nombre.”
ASHERAH, LA ESPOSA DE DIOS QUE FUE EXPULSADA DE LA BIBLIA
La diosa madre, pareja de Yahveh, fue excluida dolosamente de la Biblia, en el camino a la construcción paradigmática de la hegemonía masculina.
En tiempos anteriores al monoteísmo patriarcal -instaurado en occidente por el judeocristianismo y responsable de sembrar las bases para una conciencia que enaltece los valores masculinos de conquista, expansión y explotación de la naturaleza- prevaleció una concepción religiosa de la divinidad como pareja: Diosa Madre y Dios Padre.
Una deidad dadora
Según la investigadora de la Universidad de Exeter, Francesca Stavrakopoulos, originalmente, las denominadas grandes religiones abrahámicas -hoy los tres mayores monoteísmos de la cultura humana- adoraron también, junto a Yahveh, a la diosa Asherah (llamada en ocasiones Astarot), una deidad dadora, como la Ishtar babilónica, o la Astarte griega; en cualquier caso, arquetipos de la divinidad femenina, como la Luna, la Tierra y Venus.
Stavrakopoulos basó su hipótesis en el estudio de antiguos textos, amuletos y figuras, hallados en la ciudad de Ugarit, actual territorio de Siria, que reflejan el modo en que Asherah fue adorada, junto a Yahveh, o Jehovah, como una poderosa diosa de la fertilidad. Existe una vasija del siglo XIII, descubierta en el desierto de Sinaí, en Kuntillet Arjud, que registra una súplica de bendición a la pareja divina. Y no se trata de la única: existen varias inscripciones similares, que fortalecen la tesis de que el Dios bíblico tuvo una esposa, asegura la investigadora.
Son también significativos los registros bíblicos, que mencionan cómo Asherah fue adorada en el templo de Yahveh, en Jerusalén, o la descripción de una estatua de la misma diosa, que, según narra el Libro de los Reyes, yacía en el templo, atendida ritualmente por personal femenino. La referencia a “La Reina del Cielo”, en el Libro de Jeremías, podría ser una posible alusión a la misma deidad.
Stavrakopoulos coincide en sus conclusiones con profusos estudios, que explican cómo las ediciones subsecuentes de la Biblia -curadas siempre por hombres- habrían resignado cualquier fidelidad a las escrituras sagradas, para realizar una operación de inteligencia, una programación neurolingüística de la sociedad, con el último objetivo de mantener en el centro del poder a la casta sacerdotal masculina, en desmedro y represión del polo femenino de la divinidad.
La gran mentira de la Biblia, según Einstein.
NI RELIGIOSO TRADICIONAL, NI ATEO ACÉRRIMO. ALBERT EINSTEIN, LA MENTE MÁS BRILLANTE DE LA ÚLTIMA ERA DE LA HUMANIDAD, DEJÓ UN PENSAMIENTO AVANZADO PARA SU TIEMPO SOBRE LA RELIGIÓN, LA CIENCIA Y EL HOMBRE. SU POSICIÓN FRENTE A UN TEMA TAN TRASCENDENTE SIGUE INQUIETANDO. «LA CIENCIA SIN RELIGIÓN ES INACEPTABLE, LA RELIGIÓN SIN CIENCIA ES CIEGA», ESCRIBIÓ. FUE UN DEVOTO DE LA MISTERIOSA «FUERZA» QUE TIENE EL UNIVERSO, PERO REFUTÓ A LA BIBLIA Y A LAS ESTRUCTURAS RELIGIOSAS QUE SE MONTAN SOBRE SUS TEXTOS.
«LA PALABRA DIOS ES PARA MÍ NADA MÁS QUE LA EXPRESIÓN Y PRODUCTO DE DEBILIDADES HUMANAS, LA BIBLIA UNA COLECCIÓN DE HONORABLES AUNQUE PRIMITIVAS LEYENDAS QUE SON BASTANTE INFANTILES. NINGUNA INTERPRETACIÓN, POR SUTIL QUE SEA, PUEDE CAMBIAR ESTO PARA MÍ. PARA MÍ LA RELIGIÓN JUDÍA, COMO TODAS LAS DEMÁS, ES UNA ENCARNACIÓN DE LAS SUPERSTICIONES MÁS INFANTILES. Y EL PUEBLO JUDÍO, AL QUE DE BUEN GRADO PERTENEZCO Y CON CUYA MENTALIDAD TENGO UNA PROFUNDA AFINIDAD, NO TIENE PARA MÍ UNA CALIDAD DISTINTA A LA DE TODOS LOS DEMÁS PUEBLOS. HASTA DONDE LLEGA MI EXPERIENCIA, NO SON MEJORES QUE OTROS GRUPOS HUMANOS, AUNQUE ESTÁN PROTEGIDOS DE LOS PEORES CÁNCERES POR UNA FALTA DE PODER. FUERA DE ESO NO PUEDO VER EN ELLOS NADA DE ‘ELEGIDOS'».
Lo escribió en una carta el físico Albert Einstein en el año 1954, un año antes de morir. Esa carta fue noticia estos días ya que fue subastada en Londres y un coleccionista pagó 400 mil dólares por el papel.
El viejo testamento.
Existen numerosos trabajos que ponen en duda la divinidad y originalidad del viejo testamento, la biblia judía que luego anexa a sus escrituras el cristianismo.
Hasta el siglo XIX, las sugerencias acerca de que los escribas de las sagradas escrituras podían haberse «inspirado» en narraciones más antiguas eran prácticamente nulas, o quedaban rápidamente marginadas. Sin embargo, en este siglo surgen ya las primeras voces de diversos estudiosos que proponen trabajos en este sentido. L. de Wette, por ejemplo, llevó a cabo un trabajo en el que comparaba fragmentos del Antiguo Testamento con algunos de los mitos clásicos recogidos por Homero. Algunas décadas más tarde, en 1892, se publicaba un libro de H. E. Ryle, en el que se aseguraba que los primeros libros del Antiguo Testamento eran reinterpretaciones de mitos babilónicos, «corregidos de forma que presentaran un monoteísmo». Aquellos análisis iniciales, acompañados por ciertos descubrimientos arqueológicos relevantes, marcaron la pauta de una línea crítica con los hechos reflejados en las páginas del Antiguo Testamento.
Hagase La Luz
«En el principio creó Dios los cielos y la tierra (…). Y dijo Dios: Haya luz, y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de la oscuridad». Con estas palabras comienza el Génesis, el primer libro del Antiguo Testamento. Durante siglos, teólogos y creyentes han considerado estas frases (y toda la Biblia) como hechos ciertos e incontestables, como una narración procedente del propio Creador y que no «bebía» de otras fuentes.
Sin embargo, en 1876 los arqueólogos sacaron a la luz una serie de tablillas cubiertas de escritura cuneiforme que contenían el llamado Poema acadio de la Creación. A partir de esa fecha, los investigadores han encontrado otras copias de dicho texto, cuyo contenido supone un duro varapalo para los defensores de la originalidad de las Sagradas Escrituras. La versión más extensa de las encontradas hasta el momento se conoce como Enuma Elish (las primeras palabras del texto, que se traducen como «Cuando en lo alto…») y está compuesta por siete de estas tablillas.
En su libro Los mitos hebreos (Alianza Editorial), Robert Graves y Raphael Patai describen con detalle el contenido de dicha narración: en el comienzo de los tiempos, los dioses Apsu (el procreador) y Tiamat (la Madre) se unieron y engendraron numerosos monstruos. Tiempo después surgió una generación de dioses más jóvenes. «Uno de ellos, Ea, dios de la sabiduría, desafió y mató a Apsu. Tiamat se casó con su propio hijo Kingu, engendró monstruos con él y se dispuso a vengarse de Ea». El único que tuvo valor para enfrentarse a Tiamat fue el hijo de Ea, Marduk. Éste mató a Tiamat y, tras partirla por la mitad, utilizó una de las partes «como firmamento, para impedir que las aguas de arriba inundaran la tierra; y la otra como base rocosa para el mar y la tierra». Este fragmento del Enuma Elish recuerda sospechosamente al relato del Génesis sobre el segundo día de la creación: «(…)Y dijo Dios: Haya un firmamento en medio de las aguas y que separe las aguas de las aguas. E hizo Dios el firmamento y apartó las aguas que estaban debajo del firmamento de las que estaban arriba del firmamento. Y llamó Dios al firmamento cielos».
El nuevo testamento.
El sitio de ARCE, Asociación de Revistas Culturales Españolas, hace un interesante análisis sobre la multiplicidad de trabajos literarios que refutan a la Biblia cristiana y a la propia institución vaticana. Todo parece encajar en una decadencia del poder imperial cristiano a partir de una mayor cantidad de información que circula por el mundo. El mito milenario ya no es fácil de sostener.
En el artículo de Víctor Claudín se exponen detalles de cómo se gestó la biblia que alzan hoy los religiosos: http://www.revistasculturales.com/ar...a-mentira.html
(…) El emperador Constantino, quien durante toda su vida fue sumo sacerdote del culto pagano al Sol, al ir a morir se convirtió al cristianismo porque para él lo más importante no era la piedad sino la unidad y la convivencia, y tenía el reto de dejar fortalecido y unido el Imperio romano.
Eligió el cristianismo porque era la religión que estaba en expansión, y creó una religión híbrida adaptando símbolos paganos al ritual católico. Nada en el cristianismo es original.
Constantino convocó en el 325 el Concilio de Nicea. Allí se decidió, entre otras cosas, la fecha de la Pascua, y las reglas que definirían en adelante la autoridad de los obispos. Y, sobre todo, se votó que Jesús era un dios y no un profeta mortal, resultado conseguido merced a una diferencia muy ajustada. Es decir, que a partir de ese instante es cuando Jesús se convierte en Dios.
Además de que un año después Constantino también sancionara la confiscación y destrucción de todas las obras que desafiaran las enseñanzas ortodoxas que convenían a su particular combate político. En el año 331 encargó y financió nuevas copias de la Biblia, siendo así que los custodios de la ortodoxia revisaron, modificaron y rescribieron el material como les parecía conveniente de acuerdo con sus intereses.
De ahí que de las cinco mil versiones manuscritas del Nuevo Testamento que se conservan, ninguna es anterior al siglo IV . Para la elaboración del Nuevo Testamento se tuvieron en cuenta más de 80 evangelios, pero sólo unos pocos acabaron incluyéndose, omitiéndose aquellos en los que se hablara de los rasgos «humanos» de Cristo. Siempre sirviendo a los intereses que mandaban en ese tiempo en el Imperio. Como siempre ha sucedido también después.
Por tanto, se confirma (se confirmó, aunque se quiera seguir sin saber) que la Biblia es un producto del hombre, no de Dios, una obra de esencia política, organizada para dejar constancia histórica de una visión de aquellos tiempos tumultuosos y del mensaje que se consideraba apropiado. Y ha evolucionado a partir de innumerables traducciones, adiciones y revisiones. La historia nunca ha contado con una versión definitiva, continuamente se ha rehecho al capricho de los gobernantes.
¿Por qué de repente los libros dedicados a este asunto inundan anaqueles, escaparates y mesas de novedades de librerías y grandes superficies? ¿Qué pasa? Ciertamente la novela histórica, así como los libros propiamente históricos, llevan varios años convertidos en los más consumidos, y puede que una explicación sea la de que esto sólo forma parte de la historia, del más crucial de los capítulos que han afectado al curso posterior de todos los acontecimientos que en este mundo se han vivido. Por tanto, es razonable pensar que se trata de una mera extensión del interés por «lo histórico».
Pero conocer el poder de la Iglesia de Roma, su tremenda influencia social y política en nuestra sociedad, su enorme capacidad para manejar todas las áreas de la vida, tanto privada como colectiva, no nos permite ser ingenuos. Tiene necesariamente que haber algo más. ¿O no? También es preciso tener en cuenta el enorme número de sectas, subsectas, religiones, asociaciones clandestinas, clubes secretos, «obras» diversas, múltiples congregaciones, órdenes variopintas… algunas pocas incluso con mucho poder o gran influencia en el poder. Y no sólo me refiero al Opus Dei, cuyo líder ya convirtieron en santo y cuya cualificada militancia tanta influencia ejerce sobre nuestro país.
Einstein y la religión
Einstein cosechó con sus palabras años de investigaciones y lecturas, donde la ciencia se topó con Dios. Se crió en un hogar judío, pero tuvo vivencias en el cristianismo. Alcanzó la religión a partir de la emoción que percibía del orden y la armonía del cosmos. Su religión no se inscribía en esas poderosas estructuras que imponen normas de vida «inspiradas» por Dios. Esas «instituciones» dirigidas por quienes se proclaman «elegidos», que tienen en sus manos la definición del bien y del mal y amenazan con el castigo eterno a aquellos que no respetan sus reglas.
Durante una reunión social, alguien se extrañó de haber oído que era profundamente religioso. Einstein le respondió: «Sí, lo soy. Al intentar llegar con nuestros medios limitados a los secretos de la naturaleza, encontramos que tras las relaciones causales discernibles queda algo sutil, intangible e inexplicable. Mi religión es venerar esa fuerza, que está más allá de lo que podemos comprender. En ese sentido soy de hecho religioso». Y escribió en una carta: » las leyes de la naturaleza manifiestan la existencia de un espíritu enormemente superior a los hombres … frente al cual debemos sentirnos humildes».
Habló en un tiempo de un «sentimiento religioso cósmico» que permeaba y sostenía su obra científica. Pero sus palabras ponen en jaque la existencia del Vaticano, entre otras instituciones poderosas cimentadas en la Biblia, el libro sagrado.
«Él no juega a los dados». Así se refirió de Dios cuando debió justificar la aleatoriedad revelada por la teoría cuántica. Su Dios no era precisamente las representaciones que adornan los templos, ni sus historias fantásticas.
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Perdona que me dirija a tí,aunque tú no te dirijas a mí tomas.
El aire,las aves,y el agua esparcen las semillas de un lado para otro y puede ser que nos preguntemos, ¿cómo pudo salir esta planta aquí?
Ah! me olvidaba que los humanos también esparcemos las semillas de las plantas,pero no solo eso,también esparcemos algo mas, las semillas que han escrito hombres imperfectos,enfermizos y moribundos en su corto conocimiento.
¡Que bueno sería que los humanos "inteligentes" nos diésemos cuenta de que que el hombre no es dueño de su camino.Al hombre que está andando ni siquiera le corresponde dirigir sus pasos.
¿Lo reconoces tú, al andar espaciendo semillas?
El aire,las aves,y el agua esparcen las semillas de un lado para otro y puede ser que nos preguntemos, ¿cómo pudo salir esta planta aquí?
Ah! me olvidaba que los humanos también esparcemos las semillas de las plantas,pero no solo eso,también esparcemos algo mas, las semillas que han escrito hombres imperfectos,enfermizos y moribundos en su corto conocimiento.
¡Que bueno sería que los humanos "inteligentes" nos diésemos cuenta de que que el hombre no es dueño de su camino.Al hombre que está andando ni siquiera le corresponde dirigir sus pasos.
¿Lo reconoces tú, al andar espaciendo semillas?
Como soy más de resultados que de trayectos, te diré que si esas semillas esparcidas llegan a un clima acorde, fructificarán, sino es así, su viaje será inútil e infructuoso. Ahí tenemos la aleatoriedad cuántica de Einstein. Otras se pierden directamente en el tracto digestivo de las aves, no todas son cagadas útiles.
Misma teoría para el resto de seres y materias biológicas, químicas o físicas.
El cristianismo ha tenido 10.000 credos diferentes, muchos de ellos enfrentados entre sí
Hoy, expone Jones, dos tercios de los estadounidenses confían en Dios con absoluta certeza y la mitad de ellos asevera que Jesucristo no tardará en volver. La mayor parte de los ciudadanos preferiría votar para presidente a un mormón, a un judío o a un homosexual que a un ateo. Y un tercio de la población cree que la Biblia ha de interpretarse de manera literal. La zarza en llamas hablaba y la mujer surgió de la costilla del hombre.
Jones se encuentra en la otra trinchera. Aunque sostiene que su libro “no pretende ser una declaración a favor o en contra del placer de las sectas; ni un ataque o una defensa, del cristianismo o de cualquier otro credo”, es difícil que un cristiano no se replantee su fe después de leer Ciencia y creencia. A medida que la doble hélice de ADN de nuestras células se copia, por ejemplo para concebir un hijo, se va llenando de errores, señala el genetista. Cada recién nacido presenta alrededor de 60 mutaciones. Y lo mismo ocurre con los pergaminos escritos una y otra vez por los escribas, como demuestran la Biblia Adúltera y la Biblia Pecadora.
Acumulando versiones, recuerda Jones, el cristianismo ha tenido 10.000 credos diferentes, muchos de ellos enfrentados entre sí. Desde los tiempos bíblicos hasta la invasión de Irak, se han producido unas 2.000 guerras. “Unos 120 de estos conflictos tuvieron una base eminentemente religiosa”, calcula. Analizar, y en muchos casos desmantelar, la Biblia, el Talmud o el Corán es, para Jones, mucho más que un pasatiempo intelectual.
En su libro, el investigador recurre a la geomitología, la disciplina que utiliza la ciencia para buscar los orígenes de las leyendas religiosas. En el caso del Diluvio Universal y el Arca de Noé, Jones recuerda que hay 300 relatos similares sobre inundaciones en todo el mundo. Uno de ellos surgió en Babilonia, en el actual Irak. Su dios decidió exterminar a toda la humanidad excepto a un gobernante llamado Atrahasis, a quien avisó para que construyera un barco para su familia y los animales.
Atrahasis, continúa Jones, existió. Fue señor de Sumeria 3.000 años antes del presunto nacimiento de Jesucristo. Y las excavaciones en los restos de su ciudad muestran las huellas de una gigantesca crecida del río Éufrates en aquella época.
Sin embargo, Jones no se reduce a la manida geomitología. También busca incoherencias (“en el Génesis, por ejemplo, el hombre es creado tanto antes como después de los animales”) y hasta errores de Dios. En el Libro de Job, el Señor explica al profeta que el nivel de los océanos es inmutable, porque durante la Creación le ordenó a la marea: “Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí cesará la arrogancia de tus olas”.
“Desde la época del éxodo hasta el siglo XX mantuvo su promesa, pues el límite de la marea alta se hallaba más o menos estable, pero desde principios de la década de 1990 se ha producido un aumento medio de unos tres milímetros al año [por el cambio climático]”, bromea Jones.
El genetista también indaga en el origen de la fe en el cerebro humano y acaba con una propuesta. “Así como se han superado los obstáculos de la lengua, la raza y la distancia que otrora nos dividían, ha llegado el momento de abandonar esta última restricción que constituye la religión, que hace mucho más por separar que por unir”. Su sustituto, opina, es la ciencia.
La gran mentira de la Biblia, según Einstein.
NI RELIGIOSO TRADICIONAL, NI ATEO ACÉRRIMO. ALBERT EINSTEIN, LA MENTE MÁS BRILLANTE DE LA ÚLTIMA ERA DE LA HUMANIDAD, DEJÓ UN PENSAMIENTO AVANZADO PARA SU TIEMPO SOBRE LA RELIGIÓN, LA CIENCIA Y EL HOMBRE. SU POSICIÓN FRENTE A UN TEMA TAN TRASCENDENTE SIGUE INQUIETANDO. «LA CIENCIA SIN RELIGIÓN ES INACEPTABLE, LA RELIGIÓN SIN CIENCIA ES CIEGA», ESCRIBIÓ. FUE UN DEVOTO DE LA MISTERIOSA «FUERZA» QUE TIENE EL UNIVERSO, PERO REFUTÓ A LA BIBLIA Y A LAS ESTRUCTURAS RELIGIOSAS QUE SE MONTAN SOBRE SUS TEXTOS.
«LA PALABRA DIOS ES PARA MÍ NADA MÁS QUE LA EXPRESIÓN Y PRODUCTO DE DEBILIDADES HUMANAS, LA BIBLIA UNA COLECCIÓN DE HONORABLES AUNQUE PRIMITIVAS LEYENDAS QUE SON BASTANTE INFANTILES. NINGUNA INTERPRETACIÓN, POR SUTIL QUE SEA, PUEDE CAMBIAR ESTO PARA MÍ. PARA MÍ LA RELIGIÓN JUDÍA, COMO TODAS LAS DEMÁS, ES UNA ENCARNACIÓN DE LAS SUPERSTICIONES MÁS INFANTILES. Y EL PUEBLO JUDÍO, AL QUE DE BUEN GRADO PERTENEZCO Y CON CUYA MENTALIDAD TENGO UNA PROFUNDA AFINIDAD, NO TIENE PARA MÍ UNA CALIDAD DISTINTA A LA DE TODOS LOS DEMÁS PUEBLOS. HASTA DONDE LLEGA MI EXPERIENCIA, NO SON MEJORES QUE OTROS GRUPOS HUMANOS, AUNQUE ESTÁN PROTEGIDOS DE LOS PEORES CÁNCERES POR UNA FALTA DE PODER. FUERA DE ESO NO PUEDO VER EN ELLOS NADA DE ‘ELEGIDOS'».
Lo escribió en una carta el físico Albert Einstein en el año 1954, un año antes de morir. Esa carta fue noticia estos días ya que fue subastada en Londres y un coleccionista pagó 400 mil dólares por el papel.
El viejo testamento.
Existen numerosos trabajos que ponen en duda la divinidad y originalidad del viejo testamento, la biblia judía que luego anexa a sus escrituras el cristianismo.
Hasta el siglo XIX, las sugerencias acerca de que los escribas de las sagradas escrituras podían haberse «inspirado» en narraciones más antiguas eran prácticamente nulas, o quedaban rápidamente marginadas. Sin embargo, en este siglo surgen ya las primeras voces de diversos estudiosos que proponen trabajos en este sentido. L. de Wette, por ejemplo, llevó a cabo un trabajo en el que comparaba fragmentos del Antiguo Testamento con algunos de los mitos clásicos recogidos por Homero. Algunas décadas más tarde, en 1892, se publicaba un libro de H. E. Ryle, en el que se aseguraba que los primeros libros del Antiguo Testamento eran reinterpretaciones de mitos babilónicos, «corregidos de forma que presentaran un monoteísmo». Aquellos análisis iniciales, acompañados por ciertos descubrimientos arqueológicos relevantes, marcaron la pauta de una línea crítica con los hechos reflejados en las páginas del Antiguo Testamento.
Hagase La Luz
«En el principio creó Dios los cielos y la tierra (…). Y dijo Dios: Haya luz, y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de la oscuridad». Con estas palabras comienza el Génesis, el primer libro del Antiguo Testamento. Durante siglos, teólogos y creyentes han considerado estas frases (y toda la Biblia) como hechos ciertos e incontestables, como una narración procedente del propio Creador y que no «bebía» de otras fuentes.
Sin embargo, en 1876 los arqueólogos sacaron a la luz una serie de tablillas cubiertas de escritura cuneiforme que contenían el llamado Poema acadio de la Creación. A partir de esa fecha, los investigadores han encontrado otras copias de dicho texto, cuyo contenido supone un duro varapalo para los defensores de la originalidad de las Sagradas Escrituras. La versión más extensa de las encontradas hasta el momento se conoce como Enuma Elish (las primeras palabras del texto, que se traducen como «Cuando en lo alto…») y está compuesta por siete de estas tablillas.
En su libro Los mitos hebreos (Alianza Editorial), Robert Graves y Raphael Patai describen con detalle el contenido de dicha narración: en el comienzo de los tiempos, los dioses Apsu (el procreador) y Tiamat (la Madre) se unieron y engendraron numerosos monstruos. Tiempo después surgió una generación de dioses más jóvenes. «Uno de ellos, Ea, dios de la sabiduría, desafió y mató a Apsu. Tiamat se casó con su propio hijo Kingu, engendró monstruos con él y se dispuso a vengarse de Ea». El único que tuvo valor para enfrentarse a Tiamat fue el hijo de Ea, Marduk. Éste mató a Tiamat y, tras partirla por la mitad, utilizó una de las partes «como firmamento, para impedir que las aguas de arriba inundaran la tierra; y la otra como base rocosa para el mar y la tierra». Este fragmento del Enuma Elish recuerda sospechosamente al relato del Génesis sobre el segundo día de la creación: «(…)Y dijo Dios: Haya un firmamento en medio de las aguas y que separe las aguas de las aguas. E hizo Dios el firmamento y apartó las aguas que estaban debajo del firmamento de las que estaban arriba del firmamento. Y llamó Dios al firmamento cielos».
¿Qué vino primero? ¿el hombre o los animales?
Lo que sabemos: O mejor dicho lo que no sabemos, dado que si no abstenemos solo al Génesis podemos encontrar una gran contradicción entre los pasajes de GENESIS 1:25-26 y GENESIS 2:18-19. Por orden de lectura, el primer pasaje dice:
“E hizo Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra.”
La contradicción: Como lo señalamos, el pasaje de GENESIS 2:18-19 narra la misma historia en diferente orden:
“Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea. Y el Señor Dios formó de la tierra todo animal del campo y toda ave del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría; y como el hombre llamó a cada ser viviente, ése fue su nombre.”
Sabiendo que Jehová era un dios inventado por Moisés ¿Quién mataba a tanta gente en aquellas matanzas bíblicas?
Moisés también sabía de venenos, no hay duda.
“Y los que murieron a causa de la plaga fueron catorce mil setecientos, sin contar los que murieron por causa de Coré”.
(Números 16:49 - Biblia de las Américas)