Iniciado por
pablo ramos
Bueno, hace días venía pensando en la muerte "digna". No se por donde leí algo sobre el derecho a una "muerte digna", que más o menos pasaba por ser que uno mismo, si está en sus cabales y al parecer en estado casi terminal, o los parientes más inmediatos en caso de que uno ya esté con todos los plomos fundidos, uno mismo o los parientes, digo, digan que ya está bien, que se acabe y lo desenchufen.
En lo poco que leí, como no podía ser de otro modo, aparecían los amantes eternos de "la vida" negándose a tan siniestro proceder -suelen ser siniestros los siniestros-, ya que "la vida" la da Dios y en todo caso solo es Dios el que la quita. Sólido argumento que no tiene respuesta posible, piense lo que piense el que está enchufado.
Pensé, cuando terminé de leer, que no hay ninguna dignidad ni tampoco indignidad en la muerte. Es el último acto de la vida, su final, que puede ser en todo caso más heroico o menos, mas fruto de un proceso natural o de alguna contingencia que se cruza -una enfermedad vertiginosa, un coche, un balazo-, más lento o rápido. Pero acto final..., de la vida. Y ya no me gustó mucho el titulo de "muerte digna", y se me ocurrió que en realidad se estaban discutiendo cosas que no tienen que ver con la vida.
Porque ni siquiera los defensores de tal causa, y cuanto menos aún sus negadores, se acercan nunca a querer legislar y obligar por ley so pena de muerte, a que cada humano tenga no una muerte, sino una vida digna. Y debe ser por eso que cuando alguno se levanta exigiéndola, allí vá desde el aerosol de pimienta al sigiloso drone a poner en vereda al exigente. Cosas de la vida.
Chau