Te retribuyo el saludo, Amazonia, y que tengas buenas noches.
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Hay que diferenciar verdad de sinceridad. La verdad suele ser objetiva, no es una opinión, es un hecho. Por lo tanto, negarse a verla es una actitud cobarde.
La sinceridad es otra cosa, y para mí es muy importante. Si alguien me miente puedo estar engañada, pero si descubro su mentira, me será muy difícil volver a confiar en esa persona. Otra cosa es el tacto, hay opiniones que no se pueden decir a la ligera porque pueden provocar un rechazo en la otra persona, pueden ser contraproducentes. Ahí está la empatía y la asertividad. Hay que saber comunicar las verdades dolorosas, o incluso dosificarlas. Tampoco soy partidaria de ocultarlas, que no es más que una forma de mentira.
En cuanto a la infidelidad, es cierto, como dice Amazonia que entran en juego otros factores, la estabilidad familiar y social, los hijos... son temas a tener muy en cuenta antes de una separación. Es un tema más complicado de lo que la gente cree.
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Perdón, este tema no iba aquí. Me equivoqué.....
¡volando a su sitio....!
Cuando leí esta parte de tu posteo sufrí un pequeño shock. Si mi pareja trae otra mujer a la cama que
comparte conmigo, como planteaba Amazonia, deja de ser mi pareja en ese mismo instante. iQué estabilidad
familiar y ¿social?!!!... iPor favor!
¿Criar yo a mis hijos en ese ambiente de hipocresía y mentira???
iAh!... iMenos mal que lo aclaraste, Lady Red!
Igual te digo que la infidelidad es una pateadura en el alma para mí.
Aunque mi pareja fuera el hombre más rico del mundo, aunque fuera el más buen padre del mundo,
aunque todos los aunques que se te ocurran, si es infiel no en nuestra cama sino en otro lado, evaluaría
la situación y tal vez continuaría a la primera, pero jamás ante un segundo engaño.
Ahí se terminaría todo, sin retorno, sin dudas.