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Hace unos días escribí, que haría un comentario sobre las damas que rondan los 40 años. Realmente tema difícil para una mujer, fue siempre opinar objetivamente de otra. Si le sumamos que no ando cargando esa cantidad de almanaques, y que sería un hombre el que daría un mejor panorama de las “veteranas”, me arriesgo a dar mis palpites, pero haciendo algo que no muchos hacen: Valorizándolas.
Una mujer de 40 no despierta al marido de madrugada, para preguntarle quién es esa Susana con la que soñando nombró. Simplemente porque no le interesa con quien su marido está soñando.
Si una mujer cuarentona no quiere asistir en la TV el fútbol que el marido no le pierde jugada, no se queda reclamando entre dientes, ni dándole vuelta al sofá bufando para demostrar su inconformidad. Simplemente hará algo que ella quiera hacer, con grandes posibilidades que sea más interesante.
Una mujer cuarentona se conoce lo suficiente, como para estar segura de si misma, a saber lo que quiere, y a quien quiere.
Son pocas las cuarentonas que se importan con lo que Ud. piensa de ellas.
Son incapaces de armar un escándalo en medio de una fiesta o restaurante. Si el marido le aprontó alguna canallada, hasta es posible que le pueda tirar con un plato por la cabeza (si es con comida, el efecto es más demostrativo), pero por lo general, no lo hace. Simplemente ella lo abandona.
La mujer de 40, tiene la confianza en si misma, suficiente como para presentarle sus amigas. Una mujer más joven cuando está con su compañero, puede hasta negarle el saludo a su mejor amiga, para evitar que se conozcan.
La mujer con más de 40, independientemente de su área de actuación, acaba transformándose casi en pitonisa. Usted no necesita confesar sus pecados. Ella lo sabe.
Una mujer cuarentona, es honesta y directa. Le dirá que usted es un perfecto imbécil, si es lo que ella piensa.
Hay muchas cosas buenas para decir de una mujer “veterana”, y por las razones más diferentes. Si cada hombre supiera aprovechar las virtudes de la mujer cuarentona que tiene a su lado, y supiera diferenciar entre la belleza física y la sabiduría madura, disfrutaría lo mejor que tiene la vida.
Si alguien opina que la mujer cuarentona con la que comparte sus días, no tiene absolutamente nada que ver con la que yo describo…No desespere. Espere unos años, que cuando yo llegue, voy a ser así.
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